Espectacular descubrimiento en una cueva de Siberia donde han encontrado los restos de lo que podría ser un nuevo tipo de linaje homínido, desconocido hasta ahora, y que representa un hito impresionante en la palentología moderna. Compartió territorio y época con los hombres modernos pero no pertenece a ninguna especie conocida. Este hallazgo resulta de enorme importancia porque altera para siempre lo que creíamos saber sobre cómo el hombre moderno consiguió poblar el mundo a partir de su continente natal, África.
Nunca un simple dedo meñique tuvo tanta importancia para la arqueología. Un grupo de investigadores encontraron el fragmento de una falange perteneciente al quinto dedo de la mano de un homínido, de unos cinco años de edad, que no pertenece a ningún linaje conocido de los que tenemos catalogados hasta ahora. El análisis de su ADN revela que se trata de una especie completamente nueva pero que vivió hace unos 40.000 años, época que lo hace contemporáneo con los neandertales y humanos modernos que existían por aquellos entonces. Se le ha llamado Mujer X pero “este nombre provisional indica que no sabemos realmente lo que es”, explica Johannes Krause, investigador del Instituto Max Planck de Alemania y uno de los autores del estudio. El nombre ni siquiera indica que el fósil perteneciera a una mujer, sino que la parte de ADN analizada, la mitocondrial, la legan sólo las madres a sus hijos. Mientras los neandertales y los humanos modernos se diferenciaban en un 1,2% de su ADN mitocondrial, la Mujer X se diferencia de ambas especies en un 2,5%, el doble, explica Krause. Es una genética única.
“Quienquiera que llevase este ADN es una nueva criatura de la que hasta ahora desconocíamos su existencia”, explica Svante Pääbo, autor principal del estudio y uno de los mayores expertos del mundo en extraer y analizar material genético antiguo. Este investigador presentó en diciembre el genoma parcial del neandertal. Su trabajo actual supone un nuevo hito, ya que es la primera vez que se sugiere la existencia de una nueva especie de homínido a partir de su ADN y no de sus huesos. Los investigadores se cuidan muy mucho de catalogarla como una especie propia porque para ello se necesitan evidencias de muchos huesos para constituir una raza nueva, pero eso ha sido hasta ahora, puesto que el análisis genético del fósil muestra diferencias nunca vistas respecto al resto de las especies.
La cueva de Denisova, donde han sido hallados los restos, se encuentra en los montes Altai de Rusia. También se han encontrado en ella brazaletes y otros ornamentos hechos por humanos modernos pero no se puede asegurar que pertenecieran a esta nueva clase de homínidos, puesto que compartieron la zona con neandertales. “Es tentador pensar que en realidad son los útiles de esta nueva especie, pero no es muy probable”, señala Krause.
Sus cálculos indican que el nuevo linaje se separó del de los humanos modernos y los neandertales hace un millón de años, 500.000 antes de que lo hicieran las otras dos especies. Este dato y el ADN descartan que la Mujer X fuera descendiente del Homo Erectus que abandonó África hace unos dos millones de años, antes de que aparecieran en ese continente los primeros humanos modernos. Según el estudio, el nuevo linaje se separó de los humanos modernos en África y después colonizó Eurasia durante una migración de la que hasta ahora no se tenía constancia.
Otra opción que el estudio no ha podido descartar es que se trate de una rareza dentro del Homo heidelbergensis. Sin embargo, estos ancestros de los neandertales se extinguieron hace unos 250.000 años, mucho antes de que desapareciera el linaje de la Mujer X. “La importancia real de este estudio está por ver”, advierte Carles Lalueza, experto que también trabaja con restos neandertales de Asturias. La gran variación genética que parecen presentar estos restos podría deberse a que, en aquella época, pudo haber una mayor heterogeneidad genética dentro de una misma especie, argumenta.
Este tipo de hallazgos tan revolucionarios hay que tomarlos con mucha cautela. El descubrimiento del Hobbit, otra polémica raza humanoide, hizo dividirse a la comunidad científica hasta que ya son pocos los que niegan su diferenciación. Con la Mujer X se necesitan ahora nuevos estudios para localizar más huesos con los que consolidar la teoría o usar nuevas técnicas de análisis del genoma completo, cosa que ya se está haciendo y que prometen publicar el año que viene. Los resultados nos dirán el sexo, el color del pelo y hasta si se apareó con neandertales o humanos modernos en los fríos montes de Altai.