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Monos rusos a Marte

La Academia de Cosmonáutica de Rusia se encuentra en tratativas con el Instituto de Patología y Terapia experimental de Georgia para preparar un grupo de monos que participarán en una misión simulada a Marte. El objetivo final del experimento sería seleccionar a uno de estos primates para que se convierta en el primer representante de su especie en poner un pie en el planeta rojo. Dado que no tenemos un sistema efectivo para protegernos de las radiaciones del espacio durante tanto tiempo, se ha decidido comenzar a trabajar para enviar uno de estos animales a Marte en lugar de un cosmonauta.

Tal como ha confirmado el propio director del Instituto de Patología ruso, el doctor Zurab Mikvabia, esa institución proporcionará los monos necesarios para llevar a término una misión simulada a Marte. “Tenemos planes para volver al espacio”, dijo Zurab, haciendo notar que la entidad que dirige fue la encargada de suministrar los primates que se utilizaron en el programa espacial ruso durante la década de los 80. La iniciativa tiene muchos puntos en común con Marte-500, el proyecto conjunto de las agencias espaciales rusa y europea que seleccionó a seis voluntarios humanos para que permanezcan encerrados en una instalación ubicada en Moscú durante 120 días a partir de los primeros días del año próximo, simulando que se encuentran “viajando a Marte”.

Según explica Mikvabia, “al principio queríamos enviar cosmonautas a Marte, pero dada la duración del viaje, y habida cuenta de los rayos cósmicos existentes en el espacio -para los que no tenemos la protección adecuada durante un tiempo de exposición tan largo-, se ha decidido que es más conveniente el envío de un mono en lugar de una persona". La duración total del viaje varía dependiendo del tipo de misión prevista, pero la Agencia Espacial Europea calcula que puede considerarse válido un tiempo promedio de 520 días, poco menos de un año y medio. Una persona expuesta a los rayos cósmicos sin la protección adecuada durante bastante menos tiempo sufriría “graves dolencias”, aseguran los especialistas.

El instituto ruso tiene una larga trayectoria en el entrenamiento de primates para que viajen al espacio. En 1983 Abrek y Bion, dos “egresados” del instituto, efectuaron un viaje de cinco días a la órbita terrestre, regresaron de una pieza a Kazajstán y luego fueron reinsertados en sus vidas normales. Dos años después, los monos Verny y Gordy pasaron siete días en el espacio. En 1987, Dryoma y Yerosha lograron permanecer dos semanas en el espacio. En 1989, 1992 y 1996, se llevaron a cabo tres vuelos más, de dos semanas cada uno, hasta que se agotó el presupuesto del proyecto. Todo esto hace que el Instituto sea el mejor candidato para entrenar los monos dentro de los “simuladores de vuelos espaciales”.

Obviamente, se espera una gran controversia por parte de las organizaciones defensoras de los animales. “La gente y los monos tienen aproximadamente una idéntica sensibilidad a las dosis grandes y pequeñas de radiación, por lo que es mejor experimentar con macacos en lugar de con perros u otros animales”, dice Mikvabia. Los críticos del programa y defensores de los derechos de los animales se sienten frustrados ante esta decisión, pero no dejan de ser realistas. “La humanidad sacrifica más de 100 millones de animales cada año en nombre de la salud y la belleza”, dice Andrei Zbarsky, del grupo de conservación de la Fundación Mundial de la Vida Salvaje (WWF). Por supuesto, una misión a Marte puede ser más importante que un experimento para desarrollar una crema anti arrugas, aunque al mono que le toque hacer el viaje seguramente poco le importará la diferencia.

Escrito por Ariel Palazzesi

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