Manteniendo el deseo inquebrantable de encontrar algún indicio de vida en el espacio exterior, un grupo de investigadores descubrió una molécula de azúcar a 26.000 años luz de nuestro planeta. La región en donde fue descubierta abre una posibilidad que podría indicar condiciones favorables para la existencia de vida extraterrestre en nuestra galaxia.
El descubrimiento fue realizado por un grupo internacional de investigadores, formado en el University College London (también conocido como UCL), utilizando el radiotelescopio IRAM ubicado en territorio francés. La molécula descubierta es el glicoaldehído, la forma más básica de un monosacárido (que, a su vez, es una forma sencilla de un glúcido o, en un término más familiar, de un hidrato de carbono). Su importancia durante la formación de vida es muy alta, debido a que puede reaccionar con el propenal (también conocido como acroleína, el aldehído no saturado más simple) para formar ribosa, un componente fundamental del ácido ribonucleico, o ARN.
En el pasado esta molécula ya había sido descubierta, sólo que en zonas cercanas al centro de la galaxia, donde la posibilidad de que exista vida es muy remota debido a las condiciones adversas que existen en dichas regiones. Sin embargo, esta última molécula fue encontrada en una región muy alejada del centro galáctico, denominada G31.41+0.31. El hecho de que esta molécula exista en una región que, además de estar apartada del núcleo también registra gran actividad de formación de estrellas, habilita la posibilidad de que existan planetas con condiciones similares a la Tierra.
Esta "molécula dulce" abre un nuevo panorama de investigación, ya que si el glicoaldehido existe en otras regiones, además de las cercanas al centro galáctico, esto aumenta las chances de que pueda combinarse con otra clase de moléculas fundamentales, lo cual daría un buen indicio a los investigadores de qué regiones serían potencialmente aptas para la existencia de vida.
Y sí, eso que le pones al café todos los días puede ser la clave para la búsqueda de vida extraterrestre, allá, en algún lugar de la frontera final. Solo esperemos que si ese día llega, los ET no sean como nosotros… porque de dulces no tenemos nada.