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Modelo de rastreo efectivo de epidemias

Tomando en cuenta los datos aportados por epidemias anteriores y los que proceden de los cálculos matemáticos sobre lo rápido que se propaga una epidemia, los científicos están creando un modelo de rastreo efectivo de epidemias basado en el concepto de “distancia efectiva” para predecir el tiempo de arribo de la próxima pandemia global.

Incluso con un virus presentándose en un caso aislado, de un momento a otro la seguridad sanitaria de un país se puede descontrolar. Sobre todo cuando hablamos de algo tan escurridizo e imperceptible hasta que se manifiesta. El problema está en que hasta que se conoce el primer caso, el virus ya pudo haberse contagiado y propagado por todo el barrio. Y el barrio conecta con otro, y cuatro barrios hacen un pueblo, y varios pueblos a una ciudad. De un día para el otro, el virus puede estar estableciéndose a kilómetros del lugar de surgimiento, llegando a la otra punta del planeta en menos de tres meses. La velocidad con la que se propagan las epidemias es un área de investigación en la que se especializa el físico teórico Dirck Brockman, que ha mostrado una simulación por computadora de la propagación de una epidemia.

El investigador y sus colegas desarrollaron un nuevo modelo que podría predecir los tiempos de llegada de la próxima pandemia global de una manera bastante compleja y con resultados inusitados hasta el día de hoy. El modelo se basa en la famosa “distancia efectiva”, un concepto que dice que los patrones de vuelo y los ejes comunes de la aviación son predictores más certeros sobre la dispersión geográfica de una enfermedad que las distancias a las que estamos acostumbrados. Buscando demostrar que las distancias geográficas no son tan efectivas, los científicos analizaron tres años de datos sobre las aerolíneas con el fin de ver cómo interactúan estas distancias. En el paper recientemente publicado en Science, se muestra que la confusa y errática propagación de una enfermedad se puede reducir a patrones de onda simples, constantes, basados en distancias eficaces en lugar de las geográficas, a través de una “red global de movilidad.”

Usando distancias efectivas para medir la propagación de un virus

Para graficar el ejemplo anterior, Brockman dice que las enfermedades generan ondas concéntricas de difusión, como las que aparecen cuando tiramos una roca al agua. Independientemente del método de transmisión, el estudio afirma que la red de movilidad global representa el patrón de onda de una enfermedad que se distribuye por el mundo en forma de contagio. Mientras que la roca y el líquido muestran el origen y la propagación de la enfermedad.

Contagio del virus

Muy completo, el informe indica con ejemplos tomados de una fiebre de E.Coli en Alemania, que usando estas redes de movilidad global se pueden anticipar las formas de contagio y propagación de la epidemia. El estudio cuenta también que es muy difícil para los humanos evadir el contagio y que la cuarentena no funcionaría como debería. Todos los medios por los cuales nos movemos tienden a propagar el contagio y no a contenerlo, por lo que si la gente huyera de los sitios de contagio, lo que estaría haciendo sería propagar más la enfermedad.

Mortíferas una vez que están desplegadas fuertemente sobre una determinada región, las enfermedades epidémicas pueden llegar a ser el final de nuestra especie. Por esto es que es tan importante el estudio y predicción de las conductas humanas ante estos casos, pues recién con esa información se podría completar el modelo de predicción y consecuencias de un contagio masivo. Para lograr una mínima acción sobre el brote, dicen los autores, hay que hacer un mapeo de la rápida propagación de un epidemia teniendo en cuenta la reorganización espacial y del tiempo de la era moderna.

Escrito por Nico Varonas

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