Dos colosales formaciones de rayos gamma han sido detectadas por el telescopio Fermi en el centro de nuestra querida galaxia. Su tamaño y antigüedad desafía la imaginación. Nadie sabe con seguridad la razón de estas gigantescas eyecciones de energía con aspecto esférico pero se especula con que podrían ser el resultado de una erupción del agujero negro súper masivo que late en el centro de la Vía Láctea ¿Habrá peligro de que nos arrase una oleada de mal aliento galáctico?
Nadie lo había detectado hasta ahora. Nadie sabe con exactitud cuál es el origen de este eructo galáctico pero gracias al especializado telescopio Fermi ahora podemos ver la formación de un par de gigantescas burbujas de energía que proyectan en dirección Norte-Sur del disco formado por nuestra galaxia. Sus cifras superan nuestra capacidad de imaginación: miden unos 25.000 años luz y tienen una antigüedad de varios millones de años. Toda una orgía sideral de rayos gamma eyectada con brutal intensidad hacia los exteriores del Universo y que indican que en el centro de la Vía Láctea sucedió algún evento de carácter extremadamente violento. En estos momentos, los científicos de la NASA siguen analizando los datos para intentar llegar a la solución del misterio.
El artífice de este asombroso descubrimiento ha sido el avanzado detector del Fermi LAT (Large Area Telescope), el más sensible y de mayor resolución para rayos gamma que se ha lanzado al espacio. Pero lo llamativo ha sido la forma en que los científicos han accedido a los datos ofrecidos por este telescopio, puesto que se trata de expertos que han tomado la información del dominio público, una vez que los datos han sido puestos a disposición de todos aquellos que los han querido investigar. Esta estrategia de tratamiento de la información permite convertir a cualquier científico anónimo en un investigador más de la cadena, sumando cientos de cerebros al estudio y fomentando la posibilidad de encontrar respuestas entre la bruma de datos que lanzan en abierto los responsables del Fermi.
Doug Finkbeiner, astrónomo del Harvard-Smithsonian Center of Astrophysics (EE UU), y dos estudiantes de doctorado (Meng Su y Tracy Slatyer) son los que han descubierto la existencia de estas dos bolas de rayos gamma, aunque hace algún tiempo se conocían indicios de las dos gigantescas burbujas en datos de otros observatorios espaciales, por ejemplo, en los registros de rayos X tomados por el satélite alemán Roetgen. También el observatorio espacial Wmap de la NASA había detectado un exceso de señal en radio en la posición en la que ahora han identificado la estructura los científicos del Harvard-Smithsonian Center of Astrophysics.
Las explicaciones a estas enormes burbujas de energía se centran en dos hipótesis: Por un lado apuntan a que pueda tratarse de una erupción provocada por el agujero negro súper masivo que se encuentra en el centro de nuestra galaxia. Quizá cayó materia estelar en cantidad suficiente como para provocar semejante eyección de energía. Otra teoría se inclina por la opción de que fuera el nacimiento de estrellas gigantes, hace muchos millones de años, cerca de los márgenes del centro de la Vía Láctea. Ambas hipótesis están siendo analizadas en profundidad para intentar llegar a la resolución del misterio.