Y en otra entrada más de «El departamento de Relaciones Públicas se tomó vacaciones», Microsoft sigue dando de qué hablar con Windows 10. Como ya sabemos muy bien, las actualizaciones en la versión Home del sistema operativo son obligatorias, y más allá de los incidentes con algunos límites en los paquetes de datos, el nuevo problema es la información que acompaña a esas actualizaciones, o mejor dicho… su ausencia. ¿La respuesta de Redmond? Sólo habrá detalles específicos para «actualizaciones significativas».
Imagina que tu coche sufre una avería y lo llevas a un taller. Al día siguiente, cuando vas a retirarlo y preguntas cuál era el problema, el mecánico de turno te entrega las llaves, y simplemente dice «confía en mí». De más está decirlo, lo lógico es que tu coche no vuelva a entrar a ese taller jamás, pero algo similar sucede hoy con Windows 10. Una cosa que hemos notado con cada nueva versión de Windows es que la información sobre sus hotfixes es menor. El código asignado a la Knowledge Base debería ser suficiente para encontrar detalles elaborados sobre un parche, en especial cuando involucra a correcciones de bugs y otros aspectos críticos de seguridad. Ahora, todo parece indicar que ni siquiera vamos a tener eso.
Tomemos como ejemplo al update publicado el pasado 11 de agosto, KB3081436. En su entrada oficial, Microsoft explica que fueron corregidas cuatro vulnerabilidades, y se incorporaron parches para Internet Explorer y Microsoft Edge. Al mismo tiempo, indica que las actualizaciones son acumulativas, ya que KB3081436 posee todos los ajustes que vimos en KB3081424. Hasta allí, todo es perfecto. Sin embargo, apareció KB3081438, que reemplaza a KB3081436, y su única línea en la descripción habla de «mejoras para optimizar la funcionalidad» de Windows 10. En otras palabras, es un «confía en mí» por parte de Microsoft. ¿Qué cambió entre un paquete y otro? ¿Qué estaba mal, y qué fue agregado o borrado? Tal vez el usuario promedio se sienta muy cómodo con esta idea, dejando que Redmond administre remotamente la seguridad en su instalación, pero el tema aquí sigue siendo la falta de comunicación. Los voceros de Microsoft justificaron la situación diciendo que «dependiendo de qué tan significativa sea la actualización», la compañía «podría realizar» una promoción adicional de las nuevas funciones.
Concedido: El entorno empresarial posee una válvula de alivio extra debido a que la versión Pro de Windows 10 permite controlar la descarga y la instalación de actualizaciones. Pero forzar esas actualizaciones «y» no brindar detalles sobre las mismas (más allá de que sea posible demorar los «upgrades», lo que es diferente)… digamos que no suena como una práctica muy razonable. Puede que la actualización sea inofensiva, algo tan inocuo como un problema en la interfaz de la Calculadora… pero aún así nos gustaría saberlo. No creo que estemos pidiendo demasiado.