La noticia cayó como una bomba: Tras el lanzamiento del famoso “Update 1” para Windows 8.1, Microsoft declaró como nueva base de soporte a la actualización, y quienes deseen recibir más parches, deberán instalarla obligatoriamente dentro de los próximos 30 días. El mundo empresarial reaccionó con furia, y ante la posibilidad de convertir a Windows 8.1 en un “XP artificial”, decidió extender el plazo a 120 días.
Aquellos usuarios que posean Windows 8.1 en sus ordenadores ya deberían haber recibido el aviso para instalar el esperado “Update 1”, que aplica más ajustes sobre el sistema operativo, y trata de establecer una tregua con los usuarios de ratón y teclado. Otro aspecto para destacar es que Microsoft decidió reducir los requerimientos mínimos. Con las recientes modificaciones, el hardware esencial para ejecutar Windows 8.1 es de 1 GB de memoria RAM y apenas 16 GB de espacio en disco. Sin embargo, todos esos detalles quedaron empañados por una preocupante novedad: Ben Hunter, administrador senior de mercadotecnia en Microsoft, publicó sin mucho ruido a principios de abril un artículo en el cual indica que la actualización se convertiría en la nueva base de soporte para el sistema operativo. A esto se suma una entrada en el documento del Update 1, bajo el código KB2919355, que anuncia al Update 1 como obligatorio para seguir recibiendo parches, ya sean de seguridad o no. La fecha límite era el próximo “martes de parches”, que cae el 13 de mayo.
La noticia no es del todo perjudicial para el usuario final, pero el mundo corporativo se maneja con otras reglas. La idea de instalar un parche por la fuerza atenta contra todos los procesos de validación y comprobación de compatibilidad que muchas empresas suelen llevar a cabo. Al indicar un margen de 30 días, lo que debió ser un anuncio sencillo se convirtió en escándalo. Interrumpir el soporte pasado el 13 de mayo impone el “end-of-life” de Windows 8.1 en su versión RTM, y lo coloca a la par de Windows XP. Al mismo tiempo, el Update 1 está siendo interpretado como un Service Pack, algo contradictorio después de que Microsoft decidiera descartar a esa mecánica de actualizaciones.
En una clásica maniobra de control de daños, Microsoft modificó sus declaraciones originales, y ahora el plazo se extenderá hasta el 12 de agosto. Esto garantiza unos 120 días adicionales de parches, pero sólo es válido para quienes administran actualizaciones vía WSUS, Windows Intune o SCCM. Las licencias de consumo general que reciben parches a través de Windows Update mantienen al 13 de mayo como fecha límite. Dependiendo de la configuración, el Update 1 demanda una descarga cercana a los 900 megabytes en su versión de 64 bits. Será mejor que comiences a descargarlo…
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