La relación del gigante de Redmond con la piratería es bastante compleja. Por un lado ha decidido no perseguir a usuarios individuales, ofreciendo a cambio diferentes mecanismos que permiten el acceso a una copia legal de su software, y por el otro, caza sin piedad a aquellos sujetos que llevan a cabo cientos, e incluso miles de activaciones falsas. Sin embargo, su última acción tiene un detalle extraño: Ante la falta de datos precisos sobre la identidad de los piratas, Microsoft presentó una demanda contra un número IP. ¿Buena suerte…?
Creo que vale la pena comenzar este artículo diciendo que el plazo para acceder a una copia de Windows 10 a través de las llamadas «tecnologías de accesibilidad» finaliza el próximo 31 de diciembre. Si posees una licencia válida de Windows 7 o Windows 8.x, es suficiente con descargar la última imagen ISO (basada en el Fall Creators Update) y usar su clave en el proceso de activación. Al mismo tiempo, existen alternativas a las tiendas oficiales que ofrecen claves de Windows 10 a precios más bajos, y que se activan sin incidentes. Pero más allá de esos recursos, la piratería sigue golpeando duro a Redmond. Steve Ballmer dijo en 2014 que el 90 por ciento de las copias de Windows en China son ilegales, y me atrevería a decir que ese número ha aumentado (una buena referencia es la explosión de usuarios de Windows 7 en Steam, básicamente jugadores chinos accediendo a PUBG). Cuando la piratería es tan amplia en un país, Microsoft busca trabajar con el gobierno de turno, pero si se trata de una compañía o de técnicos sin escrúpulos, entonces las demandas están al orden del día.
El problema es que la última maniobra legal de la compañía no está dirigida a una persona, sino a un número IP. De acuerdo con el texto oficial, «un individuo o grupo de individuos» han accedido a los servidores de activación a través de la dirección 73.21.204.220 en más de 2.800 ocasiones entre diciembre de 2014 y julio de 2017. Esos intentos están vinculados a más de mil copias de software, entre las que se destacan Windows 7, Windows 8, Windows 8.1, Windows 10, y Office Professional Plus 2010. Microsoft detectó claves que fueron utilizadas en demasiadas oportunidades, o que pertenecían a una región completamente diferente. Un análisis básico de la dirección IP revela un vínculo con una oficina de Comcast en la ciudad de New Jersey, y la hipótesis de Microsoft es que alguien ha estado vendiendo ordenadores reacondicionados por fuera de los canales tradicionales, cargados con software ilegal.
Técnicamente hablando, no es la primera vez que Microsoft presenta una demanda de estas características. El caso anterior se remonta a marzo de 2016, el cual también involucró a un usuario de Comcast que contactó a los servidores más de dos mil veces entre 2012 y 2015. Ahora, a menos que Microsoft reciba la cooperación absoluta de Comcast en el proceso, la demanda no parece tener mucho sentido. Después de todo, una dirección IP no equivale a identidad.