Se supone que el bitcoin busca ser una alternativa a las monedas clásicas, libre de la economía tradicionalista y las organizaciones que han acumulado poder durante tantos años. Con sólo saber eso, los planes en México para crear un peso digital basado en una tecnología similar a la de bitcoin llaman mucho la atención. La pregunta es: ¿Puede un Estado ser lo suficientemente responsable?
Ahora, algunos se preguntarán por qué lo primero que hago es dudar de un Estado. Bueno… porque más allá de las diferencias culturales y geográficas, el patrón es más o menos el mismo: Aparente riqueza, seguida por devaluación, inflación, ajuste, crisis, y el pueblo en las calles. Llega un nuevo gobierno, promete reparar el desastre del anterior, y no hace más que repetir el ciclo. ¿Suena familiar? Ahora, imaginemos por un momento a un político controlando una criptomoneda como el bitcoin. En lo personal me da un poco de miedo, pero vamos a otorgar el beneficio de la duda por un rato. En las últimas semanas ha habido reuniones de alto nivel entre los líderes financieros de México, explorando diferentes opciones para respaldar a un peso debilitado (aproximadamente 13.2 por cada dólar estadounidense). La primera sale del manual: Apoyar el peso en metales preciosos, específicamente, plata.
La otra es lo que mencionamos en la introducción, crear un peso digital. La iniciativa ya tiene un portal oficial (enlace más abajo), y allí se encargan de enumerar los múltiples beneficios que aportaría a los ciudadanos, incluyendo transferencias electrónicas sin bancos intermediarios, operaciones comerciales en cualquier momento del día, eliminación de comisiones por envíos de dinero, reducción de costos, caída de la evasión fiscal, y un proceso de inclusión para el 60 por ciento de los mexicanos que no tiene acceso a una cuenta bancaria. El sitio también destaca que el peso digital asumiría el rol de “valor agregado”, y que no busca reemplazar a las transacciones bancarias actuales, sino complementarlas. La tecnología detrás del peso digital estaría basada en una cadena de bloques similar a la que vemos en bitcoin, por lo que todo sería, al menos en teoría, lo suficientemente seguro.
Que la decimoquinta economía mundial esté considerando un giro hacia el estándar de la plata podría cambiar unas cuantas reglas, pero el problema más grande detrás del concepto de peso digital es que sería regulado por el Banco Central de México. Los bancos centrales representan a la economía de un país… y a la política de ese país. Muchos atribuyen el éxito del bitcoin (más allá de algunas sacudidas bastante fuertes) a la “ausencia” de política en su administración. Las monedas tradicionales han demostrado ser bastante “maleables” ante los caprichos de ciertos gobiernos, pero creo que correr una coma (o varias) sería demasiado tentador, más allá de las buenas intenciones. Habrá una nueva reunión en septiembre. Ya veremos entonces qué dirección toma la moneda mexicana.
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