Un laberinto de piedra, lleno de templos y pirámides, conformado por 14 cavernas, se ha descubierto en la Península de Yucatán (México). Basándose en material histórico y en el hallazgo de huesos de jaguares y murciélagos, los arqueólogos suponen que se trataría de una red de cuevas por donde los mayas escenificaban su mítico viaje a Xibalbá, el inframundo.
Para entrar al inframundo maya, el “Xibalbá”, los hombres debían recorrer un tortuoso camino al final del cual se encontraba un cuerpo acuoso con casas, en las que se debían superar duras pruebas. Guillermo de Anda, de la Universidad del Yucatán, un arqueólogo que ha dedicado varios años al estudio de sitios sagrados mencionados por indios herejes juzgados por los tribunales de la Inquisición, cree que una serie de cuevas que exploró recientemente puede ser el sitio donde los mayas reproducían ese tortuoso recorrido. Concretamente, el hallazgo comprende una red subterránea de cámaras, caminos y templos, construidos en la península de Yucatán. El Xibalbá ha sido descrito en antiguos textos mitológicos, como el famoso “Popol Vuh” o el “Libro del Consejo”, de los indios quiché.
"El camino al inframundo, el camino a Xibalbá, estaba lleno de obstáculos. Era un lugar de miedo, el lugar del frío, de peligro, de abismos", declaró el arqueólogo mexicano. Los mayas consideraban las cavernas naturales como lugares sagrados y a menudo construían sus estructuras sobre ellas. Guillermo de Anda fue el primero en emplear archivos históricos para localizar una serie de cuevas consideradas sagradas por los antiguos mayas. No resulta sencillo adentrarse en estas cavernas, a las que se entra por estrechas aberturas y, una vez adentro, hay que deslizarse por claustrofóbicos túneles llenos de resbaladizas raíces de los árboles que crecen en su “techo”. Si viste las películas de “Indiana Jones”, tienes una idea de cómo es el lugar: plataformas de templos antiguos, escaleras de piedra, senderos en zigzag que se adentran en lagos subterráneos llenos de cráneos y cerámicas antiguas.
Uno de los descubrimientos más interesantes es un sendero subterráneo de unos 100 metros de largo. De Anda dice que "hay varias razones para pensar que el sendero es una representación del viaje a Xibalbá. Creemos que no es coincidencia que el sendero avance hacia el oeste, pues en esa dirección se encuentra el más allá,” según las descripciones mayas. Bajo el agua de los lagos subterráneos se hallaron los restos de un altar, con esculturas que indican que estaba dedicado a los dioses de la muerte. El recorrido incluye cámaras en las que es casi imposible moverse sin lastimarse con estalactitas, las que De Anda supone son representaciones de los temidos "cuartos de los puñales", descriptos en el Popol Vuh.
Ahora, ¿por qué los mayas se tomaron el trabajo de reproducir el infierno? De Anda opina que "tal vez sea una manifestación del poder", para que la gente se hiciese una idea de los obstáculos que deberían enfrentar en su camino hacia el paraíso. Puede parecer brutal, pero claro: no tenían TV o cine para mostrar esas cosas.