En 1992 se descubrió un meteorito de origen marciano en la Antártida. Catalogado bajo el nombre ALH 84001 pero más conocido como “la roca espacial Allen Hills”, este trozo de Marte pudo llegar a la Tierra. Ahora, luego de analizarlo concienzudamente durante años, los científicos han llegado a la conclusión que el trozo de roca contiene “restos fósiles de microorganismos que vivieron en el planeta Marte”. ¿Será?
De confirmarse esta información, parece que la NASA gastó algunos cientos de millones de dólares en balde. Las misiones destinadas a analizar el suelo de Marte, para determinar de una buena vez por todas si ese planeta tuvo (o tiene) alguna clase de vida microscópica, podrían haberse evitado simplemente revisando a fondo un trozo de roca hallado en la Antártida en 1992. El meteorito, conocido como ALH 84001 -o la roca espacial Allen Hills– se hizo famoso en 1996 cuando la NASA y la Casa Blanca hicieron pública su existencia. Los científicos sospechaban que ciertas marcas que se encontraban sobre la piedra, que se encuentra en nuestro planeta desde hace unos 13.000 años, podrían deberse a la actividad de seres vivos microscópicos. Por supuesto, quedaba por determinar si esos rastros correspondían efectivamente a microorganismos marcianos o, como muchos creían, se habían producido luego del arribo del meteorito a nuestro planeta.
Una nueva investigación, realizada por el mismo equipo que analizó el meteorito por primera vez y encabezado por el especialista Dennis Bazylinski, revela que los microorganismos que dejaron su huella sobre ALH 84001 son efectivamente extraterrestres. Los resultados ya han sido publicados en la revista Geochimica et Cosmochimica Acta, de la Sociedad de la geoquímica y meteoritos, y se espera que la NASA realice declaraciones al respecto en cualquier momento. Para llegar a semejante conclusión, que de ser cierta es una de las revelaciones más sorprendentes del Universo y la confirmación de que no somos los únicos seres vivos en el espacio, los investigadores del Centro Espacial Johnson utilizaron un microscopio electrónico de alta resolución mucho más avanzado que el que se empleó hace trece años. Las fotografías de los cristales de magnetita que forman pequeñas estructuras -semejantes a collares de perlas- son muy parecidas a las que dejan algunas bacterias terrestres, pero los científicos están convencidos que fueron hechas por seres de Marte. Los nuevos datos apuntan a criaturas microscópicas que habrían vivido en lagunas de la superficie o del subsuelo del planeta Rojo.
Trabajo con las bacterias magnéticas, y estos cristales de magnetita en particular son una prueba de que había vida en Marte en la antigüedad, el meteorito ha sido marcado por esta clase de bacterias. En un primer momento [cuando los datos se analizaron en 1996], pensamos que podría haber sido un error. Pero no tengo ninguna duda de eso ahora, sé que no hay ningún error, dice Bazylinski
No hay que olvidar que el trozo de roca que está siendo analizado se formó hace unos 4.000 millones de años, como el resto de la corteza de Marte. Luego, posiblemente por el choque de otra roca, se desprendió de la superficie del planeta y comenzó un viaje de unos 16 millones de años por el espacio hasta que terminó en nuestro planeta, como parte de una lluvia de meteoritos producida hace 13.000 años. Esto significa que muy posiblemente las bacterias que dejaron su huella en la roca ya no existan en Marte, dado que en los 16 millones de años transcurridos la superficie del planeta se modificó enormemente. Sin dudas, este descubrimiento (si es tal cual lo reproduce la fuente) representa un espaldarazo para el programa de misiones espaciales de la NASA, que ahora tendrá la excusa perfecta para mandar sondas a Marte para buscar los “parientes” de estos microorganismos. Pero antes de entusiasmarnos, esperemos al comunicado de la NASA. A pesar del renombre de los científicos involucrados, una noticia de esta magnitud debe tratarse con cuidado.