Los científicos están cerca de desarrollar escudos de protección contra los rayos láser. Las armas que veías de chico en los dibujos animados están cada vez más cerca, y lamentablemente tienen el mismo poder destructivo que veíamos en la TV
En el laboratorio de la base naval de China Lake, de la Armada Norteamericana, están trabajando en el desarrollo de armas de avanzada. Y una muy interesante es la del escudo contra todo tipo de armas de súper energía, como los rayos láser.
De este modo se podría proteger a personas y equipamiento contra los ataques de un arma que…¡Todavía no existe! Pero se trabaja en ella, como en todo tipo de armas super poderosas como la que efectúa un millón de disparos por minuto . Por ello se hacen necesario (para los soldados) escudos de protección como estos, o como el escudo espacial a lo Star Trek
Los metamateriales son aquellos que obtienen sus propiedades a partir de los elementos químicos que los forman, los elementos finales obtenidos son totalmente artificiales. Simin Feng y Klaus Haltrman explican la teoría de los metamateriales como tres capas de materiales convencionales pero con una capa de metamateriales entremedio de ellas, y debido a los materiales extremadamente livianos con los que están trabajando será posible obtener escudos super livianos.
Los metamateriales permitirán fabricar todo tipo de equipamiento con el que hasta ahora solo podíamos soñar, como trajes de invisibilidad. Es que otra de las características que ofrecen es la de lograr que los haces de luz se desvíen al llegar a ellos, y los “atraviesen”, algo conocido como “refracción negativa”.
Para comprender un poco más el concepto, pensemos en la refracción positiva como la que habitualmente vemos cuando se introduce algún objeto en el agua, por ejemplo una pecera. Esa desviación que se crea debido a las estructuras completamente diferentes del agua y el aire logran un efecto que nos hace creer que se trata de dos objetos totalmente diferentes.
La refracción negativa, en cambio, logra que el objeto se visualice volviendo hacia el lado de donde proviene, pero en un ángulo completamente opuesto. Como si el rayo fuera una pelota de tenis que es golpeada contra la pared.
Suena demasiado interesante, pero aún habrá que esperar bastante tiempo para que este tipo de proyectos pueda convertirse en una realidad. La teoría está lista, falta llevarla a la práctica, algo que Feng y Halterman estiman que puede tomar aún unos cuatro o cinco años.