Si eres alguien que toma la idea de estar conectado/a en todo momento muy en serio, o si simplemente eres alguien que odia los cables, entonces deberás tener una relación muy estrecha con las redes inalámbricas. Pueden ser muy cómodas, pero también tienen algunos problemas bastante irritantes, comenzando por no tener señal suficiente, o por no tener a tu red protegida. Aquí te dejamos algunos lineamientos a seguir, para disfrutar una red WiFi, en vez de sufrirla.
Si has dedicado una parte sustancial de tu vida al estar sentado/a delante del ordenador, entonces sabrás que hay muy pocos placeres que puedan superar al estar sobre la cama con tu portátil en el regazo, navegando por la red y sin tener un solo cable conectado. Con sus costos cada vez menores, las redes inalámbricas están ganando cada vez más territorio, y los dispositivos que pueden hacer uso de ellas ya no se limitan a los ordenadores. Teléfonos, agendas, y UMPCs brillan con su propia luz al estar dentro del rango de una red inalámbrica.
Pero esta utopía puede volverse una pesadilla, si no se toman en cuenta ciertos detalles. Por un lado, está el clásico problema de salir de una habitación para entrar en otra, y ver que la señal inalámbrica se ha evaporado de la nada. Por el otro, está el percatarse de que estás haciendo un servicio comunitario, al entregar Internet gratis a tus vecinos porque tienes tu red WiFi sin protección alguna. La mejor parte es que ambos problemas tienen solución, y sólo demandará de ti un poco de paciencia, junto con un toque de originalidad.
A la hora de lidiar con un router o un punto de acceso, toda su capacidad, su rendimiento, y sus potenciales inconvenientes, se reducen a sólo una cosa: Ubicación. Lo hemos visto demasiadas veces como para ignorarlo, y más de una persona se ha sentido ofendida debido a esto, pero es una verdad que no se puede negar. Es ridículo colocar al dispositivo dentro de un armario con una puerta de roble de tres centímetros de espesor y clavijas de bronce sólo porque no es agradable a la vista, y al mismo tiempo pretender que funcione como si lo único que hubiera entre el enrutador y el ordenador fuera aire. La regla es que haya la menor cantidad de obstáculos posibles (lo ideal es, pues, ninguno) entre una antena emisora y el dispositivo receptor, y eso no va a cambiar. El router o el punto de acceso tiene que estar expuesto, y en lo posible (por no decir altamente recomendable), en una ubicación alta, así la propagación de la señal será mucho más eficiente. ¿Tienes dudas sobre esto? Sólo tienes que ver la antena de un canal de televisión por aire, y todas tus preguntas serán contestadas. Intenta también que su ubicación sea lo más central posible respecto de la habitación en la que se encuentra. Y aléjalo de posibles fuentes de interferencia. Móviles, teléfonos inalámbricos, microondas, cualquier cosa que pueda emitir una señal o generar un campo magnético muy fuerte. En resumen: ¡Quita el aparato de encima del gabinete del ordenador!
Bien, ya has llegado al punto en que no puedes hacer nada más por reubicar a tu router, y tienes una señal aceptable. Pero con lo que no contabas era con que tu red está siendo usada por cada sujeto dentro del rango con un aparato receptor, robándote Internet en el sentido más literal de la frase. Para hacer su configuración más sencilla, y no asustar a los novatos que se topan por primera vez con un aparato de esta clase, los fabricantes desactivan los protocolos de seguridad integrados en sus routers y puntos de acceso. Lo bueno es que, apenas terminas de configurarlo, ya puedes navegar sin problemas. Lo malo, es que todos los demás también.
Para evitar esto hay ciertas funciones de seguridad que pueden ser activadas. La más conocida dentro de las redes inalámbricas es la de la encriptación. Hay dos tipos de encriptación, WEP (Wired Equivalent Privacy) y WPA (Wi-Fi Protected Access). De los dos, te recomendamos usar WPA, o su variación más robusta WPA2, ya que la encriptación WEP es bastante fácil de derrotar para alguien que sabe un poco del tema. Deberás consultar tanto en el manual del router como en el de los dispositivos que poseas, para saber si soportan esta clase de encriptación, y cómo activarla.
El otro método es conocido como filtrado de direcciones MAC. Para no caer en un pozo demasiado técnico: Cada dispositivo de red posee una dirección MAC. La tarjeta de red de tu ordenador tiene una, lo mismo que tu portátil, y hasta tu flamante iPhone 3G tiene una dirección MAC. Se basan en un formato de 48 bits (algo como 01-23-45-67-89-ab), y lo que puedes hacer es configurar tu router para que sólo permita una conexión de red a esas direcciones MAC que tus dispositivos poseen, usando ya sea listas blancas o listas negras. Esta forma de protección es un poco engorrosa de aplicar, ya que demanda del usuario ingresar manualmente cada dirección MAC de cada dispositivo que posea. Sin embargo, al combinar este método junto con la encriptación WPA, se puede lograr un nivel de seguridad bastante bueno. Por supuesto, ningún método es 100% seguro, pero si te interesa la seguridad de tu red WiFi, entonces debes tratar de poner todas las piedras en el camino que puedas, en caso de que alguien quiera ingresar a tu red.
Ya tienes el router ubicado, y la seguridad está configurada, pero necesitas más rango de tu red inalámbrica, y no sabes cómo obtenerlo sin gastar dinero en un router más poderoso. La verdad es que, con un par de euros, un poco de tiempo, y toda la creatividad que puedas acumular, puedes solucionar este inconveniente muy fácilmente. Puede sonar absurdo, y hasta ridículo si se quiere, pero si tienes un aliado a la hora de expandir tu red inalámbrica, es el papel de aluminio. Sí, has leído bien: Papel de aluminio. Si no nos crees, mira lo que han hecho en este vídeo:
Parece mentira, ya que dejaron a ese router Linksys como si fuera el primo lejano de Bugs Bunny, pero no lo es. Un poco de papel de aluminio, algunos pedazos de cartón, y un poco de destreza con las manos pueden expandir el rango de tu router sin tener que gastar una fortuna. Podrás ver variaciones de este truco a través de toda la red, algunos de ellos usando ensaladeras, platos de metal, y hasta latas de Pringles, combinados con las antenas del enrutador, o también usando adaptadores USB. Ahora, si hay algo más loco que las ideas de algunos de estos tipos, es que el concepto funciona. Todo depende de qué tan refinado sea el trabajo final, y cuál sea el poder de señal original que posea el enrutador, pero al fin y al cabo se logra un aumento en la señal inalámbrica.
Como has podido ver, no se necesita de mucho para mejorar tu entorno WiFi. No te conformes con el hecho de que todo esté funcionando. Conoce a tu red inalámbrica a fondo, y te responderá mucho mejor. ¡Buena suerte!