Los botnets se encuentran entre los programas más peligrosos que existen flotando en la red en estos tiempos. La cantidad de problemas que pueden generar es enorme, y nada queda a salvo: Privacidad, economía, documentos, todo lo que pueda otorgar algún beneficio o privilegio puede convertirse en blanco de un botnet. Sin embargo, el inconveniente más grande radica en que los botnets son especialmente difíciles de erradicar, y son necesarias nuevas técnicas y puntos de vista para enfrentarlos. Un grupo de investigadores está utilizando a MegaTux, un superordenador con más de cuatro mil procesadores, en un intento por simular una "Internet en miniatura", con la esperanza de estudiar el comportamiento de los botnets.
El superordenador es un Dell Thunderbird que cuenta con exactamente 4.480 procesadores Intel, lo cual le da una capacidad de procesamiento más que significativa. Su nombre MegaTux es debido a que el sistema ejecuta una gran cantidad de entornos de Linux gracias a la intervención de la virtualización. Cada una de esas instancias de Linux cuenta con Wine, programa al que conocemos por permitir ejecutar software diseñado para Windows en plataformas Linux. Como la gran mayoría de los botnets están diseñados para atacar a ordenadores que tengan Windows instalado, la presencia de Wine es necesaria para poder simular "entornos Windows" adecuados para ver y estudiar de cerca el comportamiento que poseen algunos de estos botnets a la hora de hacer de las suyas.
Los investigadores del Instituto Sandia buscan poder simular una Internet a escala muy pequeña, y para ello necesitan aproximadamente un millón de sistemas operativos ejecutándose al mismo tiempo. Sin embargo, no pueden contar con instalaciones de Windows reales debido al altísimo costo que representarían un millón de licencias de ese sistema operativo. Por esa razón, los investigadores se han volcado al código abierto para combinar Linux, Wine, software de virtualización y el poder de MegaTux, buscando el mismo efecto. Se calcula que en octubre infectarán al superordenador con un bot, pero lo más complicado será hacerle creer al botnet que está operando en una Internet abierta, en vez de hacerlo en un ambiente cerrado como es MegaTux.
Lo que tal vez sorprenda más sobre MegaTux es la escala del proyecto. En el pasado, las simulaciones no superaban las decenas de miles de sistemas operativos, pero en esta ocasión nos encontramos con un millón de copias de Linux ejecutando Wine para tentar a un botnet y conocer más sobre su funcionamiento. Una vez más, donde el software propietario no puede hacer acto de presencia debido a su propia naturaleza (ni siquiera para algo tan importante como combatir botnets), el código abierto aparece para cubrir el vacío. Además, este no será el único uso que podría llegar a tener un sistema como MegaTux. Nuevos protocolos de seguridad y medidas de contención podrían salir de proyectos como este.