Aunque el avance de la bioingeniería es ciertamente notable, en esta oportunidad es necesario realizar una explicación más elaborada de lo que describe el título por una simple razón: El término “células de rata” puede causar un impacto mayor al esperado. Básicamente, lo que ha utilizado este grupo de biofísicos de la Universidad de Harvard y Caltech son células musculares del corazón de una rata, combinadas con silicona. El resultado es un medusoide, o como ha trascendido, una medusa artificial, y su objetivo (entre tantos que seguramente se explorarán) es servir de plataforma de pruebas para diferentes drogas destinadas a tratar condiciones cardíacas.
Tomando las palabras directas de los responsables de este proyecto, tanto en forma como en función se trata de una medusa, pero genéticamente es una rata, o siendo más precisos, el corazón de una rata. ¿Por qué crear algo así? De acuerdo al líder del equipo, el biofísico Kevin Kit Parker, la razón es la de estudiar “bombas musculares”. El trabajo de Parker gira alrededor de modelos artificiales derivados del tejido del corazón humano, principalmente para estudiar órganos regenerativos y la aplicación de drogas especiales. La creación del medusoide es una prueba de concepto, una certificación de principios si se la quiere llamar así. La piedra fundamental del proyecto se remonta al año 2007, cuando Parker visitó un acuario en Boston. Allí se manifestó la idea de una medusa artificial.
El siguiente paso requirió estudiar la forma en que nadan las llamadas “medusas sombrilla”. Su “campana” está compuesta por una sola capa de músculo, con fibras alineadas de forma estrecha alrededor de un anillo central. Cada vez que la campana de la medusa realiza su movimiento característico, se esparcen señales eléctricas a través del músculo. De acuerdo a Parker, es “exactamente” lo que se ve en un corazón. Luego se trasladaron las mismas propiedades a la creación del medusoide, partiendo de una sola capa de músculo proveniente del corazón de una rata, sobre una lámina de polidimetilsiloxano. Al estar expuesto a un campo eléctrico, el músculo se contrae, mientras que el polidimetilsiloxano regresa la estructura a su forma original, lista para repetir el proceso.
Como objetivo a seguir, el equipo de Parker planea repetir la creación del medusoide, pero utilizando células provenientes de un corazón humano. Y tampoco perdieron mucho tiempo al patentar al medusoide como “plataforma” para probar diferentes drogas destinadas a tratamientos de problemas cardíacos. Como no podía ser de otra manera, el anuncio ha generado cierta controversia. Están quienes reclaman que, para que sea una “medusa artificial completa” debe hacer todo lo que hace una medusa, y no simplemente nadar, pero en lo personal me quedo con las palabras del artículo original: Es, de una forma u otra, ingeniería inversa de una forma biológica.