Mucha gente ignora la existencia de los locales comerciales dedicados al ocio virtual llamados “Centros de Battletech”. Estos sitios proporcionan una serie de cabinas en la que el usuario se instala cómodamente y puede participar de batallas virtuales dentro del universo BattleTech. Cada cabina en realidad simula el centro de control de un MechWarrior, y dispone de más de 80 llaves y palancas con las que se maneja la unidad seleccionada. Los primeros centros datan de 1990, y aunque solo hay unos pocos en el mundo, proporcionan un entorno único para disfrutar de épicas batallas en el siglo XXXI.
Para que un juego resulte atractivo, necesita cumplir con una serie de requisitos básicos. Si se trata de un simulador, generalmente se hace hincapié en la jugabilidad y realismo del entorno que proporciona al usuario, ya que si alguna de estas dos características fallan, el juego se convierte en un fracaso. En el caso de los juegos relacionados con la franquicia Battletech existe todo un universo rico en detalles y muy bien construido que puede aprovecharse para proporcionar al jugador un entorno coherente y lo suficientemente atractivo como para que desee pasar varias horas jugando. Con raíces profundamente arraigadas en lo mejor del animé de los últimos 20 o 25 años del siglo pasado, el “universo Battletech” basa su atractivo en unas enormes máquinas de guerra robóticas, de aspecto humanide, llamadas BattleDroids o -por algunos problemas con licencias comerciales en manos de George Lucas y Lucasfilm- BattleMechs. Estos cacharrros, de aspecto intimidatorio y más de 10 metros de alto, son controlados de forma remota mediante un sistema de telepresencia, por lo que su piloto permanece a salvo mientras el BattleMech realiza misiones de diferentes clases y machaca a sus enemigos.
En algún momento a mediados de la década de 1980, la tecnología disponible fue lo suficiente avanzada y barata como para permitir construir un dispositivo de juego -por llamarlo de alguna manera- que se pareciese lo suficiente a los sistemas de telepresencia utilizados en el universo Battletech. Así fue como el primer Centro de BattleTech abrió sus puertas en Chicago, allá por 1990. Eran sitios dedicados especialmente a los juegos en red, donde se instalaban una serie de cabinas equipadas con monitores, palancas de mando y todo lo necesario para proporcionar un “simulador” en el que el jugador sintiese que se encontraba realmente guiando uno de estos enormes BattleMechs. Recordemos que a principios de 1990 no había demasiados juegos que explotasen la posibilidad de jugar contra oponentes humanos de forma remota –Internet aún estaba en pañales– por lo que estos centros eran realmente innovadores. En agosto de 1992 se abrió uno similar en la ciudad japonesa de Yokohama y al año siguiente otro en Tokio. En poco tiempo había unos 26 centros distribuidos en varias ciudades, casi todas de los EEUU y Japón, operados por la empresa Virtual World Entertainment.
Cada centro disponía al menos de 16 cabinas modelo “Tesla” (a veces llamadas “pods”), conectadas en red. Estas cabinas cerradas fueron diseñadas por una empresa llamada Frog Design y permitían a los usuarios competir incluso contra jugadores instalados en otros centros de BattleTech. En 1993 se puso en marcha el primer juego “no-BattleTech” que podía jugarse en estos centros, y se llamó "Red Planet" (“Planeta Rojo”). Básicamente era una carrera a través de túneles mineros en Marte, abordo de unos vehículos del tipo hover-crafts. La aparición de juegos que no se basaban exclusivamente en el universo BattleTech tenia como objeto atraer a clientes que no fuesen fanáticos de la serie. Sin embargo, y a pesar de los esfuerzos de los responsables de estos centros, la afluencia de publico fue mermando progresivamente, principalmente debido a los avances de los juegos arcade en línea que podían jugarse desde casa. Los primeros centros japonenses cerraron en 1995, y a fines de siglo ya no había ningún centro BattleTech en ese país.
A lo largo de su existencia la franquicia y los centros se fueron vendiendo a una u otra empresa. Así fue como en 1996 se convirtió en propiedad de Virtual World Entertainment Group (VWEG) y en 1999 pasó a manos de Microsoft Corporation. Más tarde, en 2005, todo paquete accionario se vendió a PropWash Smith y pocas semanas más tarde, con el nombre de MechCorps Entertainment, abre sus puertas en Houston (EEUU) un centro con ocho cabinas modelo “Tesla II”, a las que se agregan otras cuatro en 2007. El interés por estos centros está renaciendo entre los amantes del universo BattleTech, y poco a poco van surgiendo nuevos locales equipados con moderna tecnología que permiten sentirse realmente como un piloto de BattleMechs. Un grupo de jugadores del Japón compraron cuatro cabinas usadas en EEUU y montaron un centro no oficial en ese país.
Si bien actualmente cualquier internauta puede jugar juegos en red desde su casa, este tipo de centro ofrece una experiencia única, en la que no solo está jugando sino que puede “sentirse” realmente dentro del sistema de control de uno de estos robots de combate. Esta situación posiblemente permita a estos centros “sobrevivir” durante mucho tiempo más.