Mucho antes de las redes sociales, los vídeos en línea y la mismísima Web, los acertijos requerían llamadas por teléfono, notas escritas a mano, y una enorme paciencia. Incluso podían adoptar el formato de un libro, quemando cerebros por millones, durante años enteros. Ese fue el caso de MAZE, una publicación del año 1985, que prometía la suma de diez mil dólares a quien fuera capaz de resolverlo…
Un barril lleno de agua pesa 20 kilogramos. ¿Qué debes agregarle para que pese 15? Hay algo sencillamente irresistible en los acertijos. Para algunos se trata del desafío en su conjunto, de recorrer cada paso y conocer su mecanismo, en vez de llegar a la respuesta correcta. A través de la historia hemos conocido acertijos sin respuesta, perdurando en el tiempo aún más que la identidad de sus creadores. En caso de existir, cualquier respuesta parece pobre frente al esfuerzo y la determinación de quien intenta dar con ella.
Algunas veces, el acertijo no es más que el camino para ingresar a un nivel de pensamiento más profundo (como el “sonido de la palma de una mano”, y el “rostro original” del budismo), pero en general, su objetivo es el entretenimiento. Viajemos por un rato a 1985. En octubre de ese año, la Henry Holt & Company, una editorial con casi 150 años en el mercado, publicó un libro llamado MAZE: Solve the World’s Most Challenging Puzzle, creado por Christopher Manson.
MAZE: Un acertijo que todavía rompecabezas
Manson propone lo siguiente: MAZE en realidad no es un libro, sino un laberinto con la apariencia de un libro. Cada página es una habitación con acertijos en su interior, y sus puertas llevan a otras habitaciones. En total, MAZE está compuesto por 45 páginas, y el desafío final de Manson está dividido en tres tareas: Ir de la habitación 1 a la habitación 45, y de regreso a la habitación 1 en dieciséis pasos, interpretar correctamente el acertijo de la última habitación usando pistas visuales y verbales, y descubrir su solución escondida a través del camino más corto que se encuentre en la primera tarea.
Complicado por donde se lo mire, de eso no hay dudas, pero la editorial, junto a una firma de abogados, agregó algo más que estimulara a los lectores: Un premio de diez mil dólares para el primero que lo lograra. En septiembre de 1987 se declaró finalizado el concurso (después de extenderlo dos veces), y cuatro meses después, se supo que los ganadores (o mejor dicho, los que más cerca estuvieron de la solución) fueron diez, aunque con un detalle: Todos encontraron la ruta de 16 pasos, pero ninguno de ellos resolvió el acertijo de la habitación 45. En una clásica decisión salomónica, el premio se repartió en partes iguales.
Eventualmente, el acertijo principal fue resuelto, pero ese no es el punto en lo absoluto. Se calcula que el libro contiene más de 100 acertijos, y solamente se ha documentado cerca del 20 por ciento. Sus fans creen que es imposible crear un “mapa” real de MAZE, debido a las extrañas e inesperadas conexiones entre las habitaciones. El libro fue adaptado a un videojuego, The Riddle of the Maze para Macintosh en el año 1994, mientras que la famosa saga Myst tomó a MAZE como una de sus tantas fuentes de inspiración.
Manson siempre tuvo la idea de hacer una secuela con cien habitaciones, pero la editorial nunca le dio luz verde, a pesar de la espectacular recepción que tuvo el primer libro. El acertijo más desafiante del mundo, una legión de entusiastas que casi cuarenta años después continúa perdiéndose en las habitaciones, y un legado incalculable, todo generado por un genio con una cuenta de banco vacía, que colocaba sus manos en agua tibia para alejar los calambres de tanto dibujar y escribir. ¿La mejor parte? MAZE sigue estando disponible a un precio más que razonable. Si decides comprarlo… buena suerte. La vas a necesitar.