Las nuevas técnicas de ingeniería genética permitirían que, con una inversión de solo 10 millones de dólares, sea posible revivir un mamut. El ADN necesario para la secuenciación de su genoma se puede obtener de una muestra de su pelo. La misma tecnología podría aplicarse a cualquier otra especie extinguida, siempre y cuando pueda obtenerse una muestra de tejido adecuada.
Cuando el recientemente fallecido Michael Crichton publicó “Parque Jurásico”, en 1990, describió cómo un grupo de científicos recreaba varios especímenes de dinosaurios a partir de muestras de ADN (contenidas en la sangre de un mosquito que los había “picado” hace millones de años). Estos insectos se encuentran con cierta frecuencia conservados en muestras de ámbar, una resina vegetal fosilizada. La idea tiene cierto asidero científico, pero no deja de ser un argumento de ciencia ficción. Sin embargo, hay otros métodos que permitirían revivir especies extintas.
Los científicos aseguran que podrían crear copias vivas de especies extinguidas, y que hacerlo con un mamut costaría unos 10 millones de dólares. Lo interesante del caso es que la misma tecnología podría usarse con cualquier otra especie, a condición de que se puedan obtener muestras de su pelo, cuernos, pezuñas, piel o plumas, con una antigüedad máxima de 60.000 años. Este es el plazo máximo en que el ADN se mantiene en condiciones viables para la clonación.
Si los especialistas son capaces de reconstruir el genoma de una especie extinguida, luego pueden determinar las diferencias genéticas que lo separan de su descendiente vivo más cercano. Por ejemplo, encontrar qué diferencias genéticas hay entre un mamut y un elefante. Una vez hecho esto, un óvulo de elefante puede ser “modificado” para transformarse en un óvulo de mamut, que sería gestado en una hembra de elefante. Si todo sale bien, los mamuts podrían nuevamente poblar las estepas siberianas.
Pero no sólo se regenerían estos elefantes peludos. Otras especies, mucho más polémicas, podrían ser revividas. De hecho, hace menos de 60 mil años había neandertales vivitos y caminado, cuyo genoma podría recuperarse a partir de sus (muchos) pelos. No hace falta enumerar la colección completa de problemas éticos que se plantearían si alguien propusiera “alquilar” un vientre para gestar un neandertal. O qué pasaría con los ejemplares que nacieran. ¿Serian legalmente personas? ¿Vivirían en zoológicos? Realmente sería un tema muy caliente.
Un trabajo que se publicó en el último número de Nature, escrito por un equipo de investigación liderado por Stephan C. Schuster y Webb Miller, ambos de la Universidad Estatal de Pensilvania, explica como se recuperó gran parte del genoma de un mamut. Estos científicos son los que alborotaron la comunidad científica al declarar que no existirían obstáculos técnicos para decodificar el genoma completo de este animal, invirtiendo solo dos millones de dólares. Se supone que los genes del mamut difieren de los del elefante africano en apenas 400.000 sitios. Hoy por hoy no tenemos forma de recrear un trozo de ADN de mamut, pero sí podríamos modificar ADN de elefante para que sea indistinguible de aquel.
A pesar de que un ADN tan antiguo siempre aparece separado en un enorme número de trozos pequeños y difíciles de analizar, las nuevas generaciones de máquinas decodificadoras pueden hacerlo sin problemas. Algunos sostienen que el ADN de las células vivas (en este caso, las del elefante africano) sólo puede modificarse en un sitio cada vez. Pero George Church, un conocido genetista de Harvard, asegura haber puesto a punto un método para modificar hasta 50.000 sitios del genoma por vez. Si todo esto funciona, obtener un mamut vivo seria perfectamente posible.