Islandia produce cerca de un tercio de la energía que necesita a través de fuentes geotérmicas. Uno de los proyectos que busca mejorar la economía de la energía geotérmica es el Iceland Deep Drilling Project, y en 2009, sus responsables descubrieron que una fuente de magma a poca profundidad puede generar hasta siete veces más energía que una estación geotérmica convencional.
Sólo basta con ver a cualquier volcán en actividad para explorar la “versión superficial” del magma, a la que conocemos clásicamente como lava. Usualmente, esta roca fundida aparece en los medios debido a su enorme poder destructivo, pero también existe un detalle muy llamativo: Solamente se ha encontrado tres veces al magma en su “entorno” natural (o in situ). La primera vez fue en Islandia, en 1977, cuando surgió de un pozo geotérmico. La segunda fue documentada en Hawaii, en 2005. Y la tercera sucedió durante una de las perforaciones del Iceland Deep Drilling Project, en la caldera volcánica de Krafla. El plan era crear un pozo de exploración de unos cuatro kilómetros de profundidad, sin embargo, se encontraron con magma cuando superaron la marca de los dos kilómetros. Se trata de un evento muy raro, ya que no debemos olvidar que la perforación está dentro del rango de la corteza. En un intento por aprovechar a este inusual encuentro con el magma, los expertos cementaron un tubo de acero en el pozo, y arrojaron agua para crear vapor con una temperatura que excedió los 450 grados Celsius.
La combinación entre temperatura y alta presión hicieron que este pozo de magma produjera siete veces más energía que un pozo geotérmico convencional. Durante los meses siguientes se realizaron diferentes experimentos para evaluar qué tan viable y seguro era conectar una planta de energía a un pozo con estas características, debido a los efectos (entre otras cosas) de gases corrosivos como el sulfuro de hidrógeno. El pozo fue eventualmente cerrado a los dos años debido a fallas de equipamiento en la superficie, pero la idea de obtener energía del magma no es para nada descabellada. El punto más complejo es, obviamente, encontrar magma tan cerca de la superficie, pero ya se sabe que no es algo imposible, y que el equipo necesario puede ser desarrollado. No será una fuente de energía al alcance de todos, pero si está allí y puede aprovecharse en forma segura y eficiente, ¿por qué no?