Cuando compramos un producto que necesitamos y descubrimos una etiqueta que dice “Made in China” sentimos un pequeño frío en la espalda (lo expresemos o no). Presas de infinitos temores, le imaginamos una vida muy corta al producto y cambiamos nuestra elección hacia otro producto que sea de un origen más “confiable” para nuestro elemental conocimiento. Por supuesto, compramos el de origen Nipón o Americano pagando el doble o el triple por ello, pero felices y conformes de haber comprado algo bueno y duradero. Al llegar a casa terminamos de descubrir lo poco que conocemos de un gigante que vino para devorarlo todo, para quedarse con todo. Un claro ejemplo de este fenómeno avasallante fué Beijing 2008 y hoy vuelven a sorprendernos con el flamante estreno de un tren tan futurista que no podrás creer que sea de esta era. Un enigma muy complejo de comprender. Ven con nosotros y confúndete un poco más con este fenómeno del siglo XXI.
El usuario común, el hombre que vive de su trabajo diario y el que todavía no alcanza a darse cuenta si la vida le sonríe o si se le ríe en la cara, trata de llegar a fin de mes con su salario que bastante esfuerzo le cuesta ganar. Inmerso de este tsunami consumista que todo lo arrasa no puede escapar de los múltiples, constantes, variados y hasta desopilantes pedidos que recibe de su familia: ¡cómprame, cómprame, cómprame!, como si fuera un martillo neumático sobre su agotado cráneo después de cada jornada laboral. Cuando una familia modelo o familia tipo compuesta por papá, mamá y dos o tres niños con edades que fluctúan entre los 8 y 17 años visitan un centro de compras, la situación se torna verdaderamente de color hormiga para este consumidor potencial.
La variedad de marcas y modelos de prendas de vestir, electrodomésticos y electrónica de consumo general que abundan en estos espacios abarrotados de compradores a veces compulsivos hacen que la familia intente hacer valer su dinero y decida buscar productos de marcas prestigiosas que puedan ser viables dentro del presupuesto destinado al día de paseo y compras. Los productos electrónicos deseados siempre serán aquellos que en nuestra poca o mucha experiencia sepamos que son nipones: Sony, Toshiba, Panasonic, Hitachi y algunos pocos más. Sin embargo, el gran surtido, la gran variedad, la abundancia de oferta siempre viene del lado de los productos chinos.
Los productos chinos son un gran misterio cargado de complejos laberintos que por mucho análisis que se haga nunca se logrará comprender en plenitud. La mayoría de los productos que poseen un precio accesible a cualquier bolsillo son chinos. Sin embargo, por mucho que algunos se rasguen las vestiduras, la electrónica china no es vista con los mejores ojos. Yendo por un momento a otro rubro de productos, podemos citar el caso de la gente que gasta una fortuna en un perfume francés de primera marca y al llegar a su casa, al observarlo con detenimiento, descubre en la caja inscripciones en idioma galo que los fascinan y embelesan. Mientras siguen apreciando el cuidadoso envoltorio, observan una muy pequeña inscripción y por un momento creen haber leído “Made in China”. Nerviosos y apresurados a colocarse los lentes para leer, comprueban que el celofán externo dice claramente “Made in China” ¡Es sólo el envoltorio externo, querida! No en vano hemos pagado 248 Euros por ese perfume ¡Si fuese chino saldría 20 Euros!
El verdadero motor del crecimiento vertiginoso de la economía china en las últimas décadas ha sido el PRC (People’s Republic of China). Ha sido la propia población china que en base a un desarrollo cultural orientado hacia la producción ha logrado alcanzar en el último decenio un crecimiento del producto bruto interno como no había logrado en los anteriores 50 años. Porque ellos lo fabrican casi todo. Exceptuando algunas autopartes que se manufacturan en México para la industria americana, todo es más barato allí en el país asiático. Y todo es más barato hasta con los manuales de instrucciones en nuestro propio idioma. A cualquier país le resulta más barato importar productos (especialmente electrónicos) desde China que construirlos fronteras adentro. Las marcas chinas no existen en ventas, sin embargo, ellos lo fabrican todo. ¿Cómo es esto?
Observa con detenimiento la electrónica que tienes a tu alrededor. Enfócate en la que estés más seguro de que fue fabricada en el imperio del sol naciente y busca en su etiqueta el ansiado “Made in Japan” ¡Muy bien! ¡Felicitaciones! ¡La has hallado! Entonces, ahora comienza a observar en forma detenida su interior. Cada PCB, cada resistor, cada capacitor, cable, circuito integrado y etiqueta multicolor que posea un origen de fabricación dirá siempre lo mismo: “Made in China”. Porque ellos no se dedicaron mayormente a desarrollar y crear marcas y productos para competir, ellos no perdieron el tiempo en eso sino que dedicaron su esfuerzo a hacer lo mismo que los demás pero de menor calidad y favorecidos por políticas fiscales beneficiosas. Inventaban nombres similares, por ejemplo (esto es un invento mío que trata de reflejar la situación), en lugar de fabricar ordenadores IBM, ellos tenían su marca IBN o IMB. ¿Qué importaba la marca? Era de ellos, funcionaba y costaba 10 veces menos que IBM. Lograron así la atención de las grandes empresas que vieron en esas tierras la posibilidad de ofrecer su marca histórica de siempre pero a un precio mucho menor al público respecto al que le costaría fabricarlo en su propio país.
Un ejemplo muy singular de los años 90 fue la proliferación de los famosos televisores “trinorma” que se vendían en Sudamérica. ¿Quién no era un feliz poseedor de un TV trinorma? PAL-N, PAL-M y NTSC, el mismo TV podía venderse desde Argentina hasta Jamaica. Y las marcas proliferaban como hongos después de la lluvia. Todas fabricadas por el mismo chino. Un mismo fenómeno ocurrió en estos años con los reproductores de DVD. Se vendían como pan caliente, duraban como la manteca en el hocico de un perro y de vuelta el mismo fenómeno: grandes marcas de prestigio nipón que en el lugar menos pensado del envoltorio siempre aparecía el ya familiar “Made in China”.
Sin embargo, aquí viene la otra cara de la moneda. Las olimpíadas Beijing 2008 fueron un himno a la perfección, a la calidad y al buen gusto. Dejemos de lado la capacidad organizativa y enfoquemos nuestro análisis en lo que traemos en la charla. Las transmisiones televisivas fueron impecables e increíbles. Los centros de prensa de todo el mundo no podían creer el arsenal tecnológico de primer nivel que tenían a su disposición y que no falló nunca, que siempre funcionó como un mecanismo aceitado a la perfección absoluta. Y también todo esto era “Made in China”.
Y la última noticia con la que nos sorprende el gigante asiático para esta Navidad es la que provocó todo este pensamiento acerca de las tecnologías que maneja / genera este país. Este sábado 26 de Diciembre de 2009 han puesto en marcha el tren de alta velocidad más rápido del mundo. Pudiendo alcanzar una velocidad de más de 390Km/h hizo su debut con un viaje de 1068 kilómetros en tan sólo 3 horas. Un viaje que antes demoraba más de 10 horas puede a partir del año próximo reducir 7 horas su tiempo de viaje. Por supuesto que estas noticias no están cayendo nada simpáticas en las empresas de aeronavegación que ven peligrar a un gran número de clientes que optarán por viajes terrestres y con menores demoras, si se cuenta con el protocolo habitual de los aeropuertos.
El sector tiene como uno de sus primeros hitos la línea Guangzhou-Shenzhen, en la provincia de Guangdong, concluida en 2004. En aquél entonces, 160 kilómetros por hora parecían una enorme velocidad. Cinco años después, ésta se duplicó. Desde agosto de 2008, Beijing y la vecina Tianjin están unidas por una conexión similar que redujo de 70 a 30 minutos el tiempo para cubrir los 120 kilómetros entre ambas. La velocidad promedio para este tipo de trenes en Japón alcanza 243 kilómetros por hora, 232 en Alemania y 277 en Francia. La apertura del tramo Wuhan-Guangzhou coincidirá con uno de los períodos en los que más viajeros se reportan en China: el Festival de la Primavera, del 13 al 19 de febrero próximo. Por esos días, millones de personas se trasladan a sus lugares de origen para reuniones familiares.
Los tickets que se pusieron a la venta hace una semana para el trayecto inaugural se acabaron rápidamente. El precio era de 79 Euros, si se viajaba en primera clase, y de 50 euros, en segunda. El "tren bala" entre Wuhan y Guangzhou forma parte de un proyecto ambicioso del sistema ferroviario chino que prevé una inversión de 293 mil millones de dólares. Además de la línea ya construida que une Pekín con la ciudad portuaria de Tianjin, está prevista una nueva línea entre la capital y Shanghai que permitirá llegar en 5 horas, en lugar de las actuales 10. ¿Y sabes qué? Todo esto también es “Made in China”.
Entonces, ¿cómo se resuelve este dilema? ¿Es de calidad o es malo? ¿Para ellos será ordinario algo que diga “Made in USA” o “Made in Japan”, algo que quizás fabricaron ellos mismos para esos países? ¿Por qué en el mundo la calidad de exportación es la mejor que un país puede brindar y en este caso no es así? ¿Sólo la seda es lo que exportan con la mejor calidad o será que no consiguen gusanos de segunda categoría que trabajen lo mismo por menos alimento? Para ti, ¿cómo es la estrategia china? ¿Por qué tenemos tan mala imagen de sus productos siendo que demuestran cada día hacer las cosas más deslumbrantes del mundo?