Con el potencial destructivo de la tecnología nuclear indudablemente comprobado tras los bombardeos a Hiroshima y Nagasaki, Estados Unidos no sólo incrementó el número de pruebas atómicas, sino que también exploró otros formatos y «métodos de entrega» para estas armas. Uno de sus resultados más llamativos fue el cañón M65, conocido como Atomic Annie. La única evaluación del prototipo se llevó a cabo bajo la operación Upshot-Knothole, y su éxito dio lugar a la construcción de unas veinte unidades, desplegadas en Europa y Corea.
Si nos trasladamos por un momento al mundo de los videojuegos, en la serie Fallout encontramos un arma muy especial que lleva el nombre Fat Man, probablemente en «honor» a la bomba que cayó sobre Nagasaki. El arma es absurda por donde se la mire, ya que se trata de una catapulta que dispara bombas nucleares en miniatura desde el hombro, como si fuera una bazuca. Sin embargo, el concepto de artillería nuclear «móvil» encontró un lugar en la vida real gracias a la creación del cañón M65, un bestia de 280 milímetros con el curioso apodo «Atomic Annie».
Atomic Annie: Artillería nuclear móvil (M65)
(N. del R.: El vídeo incluye imágenes editadas de la Operación Plumbbob, que no corresponden a la prueba del cañón)
Su historia nos dice que el Departamento de Defensa ordenó en 1949 el desarrollo de una pieza de artillería con capacidad nuclear. La tarea quedó a cargo de Picatinny Arsenal y el ingeniero Robert Schwartz, quien decidió incrementar el calibre de 240 milímetros (el más grande que tenía el Ejército a su disposición en ese momento) a 280 milímetros, tomando como referencia para el sistema de transporte al cañón pesado alemán K5.
El Pentágono dio luz verde, y tres años después se completó el primer modelo de demostración, que participó en el desfile de asunción del presidente Dwight D. Eisenhower en enero de 1953. En mayo de ese mismo año, se instaló un prototipo en el Sitio de Pruebas de Nevada. Su primer y único disparo fue identificado como «Grable» bajo la Operación Upshot-Knothole, detonando una bomba-cartucho de 15 kilotones a poco más de diez kilómetros de distancia.
El cañón M65 podía ser preparado para disparar en menos de quince minutos, y regresar a su configuración de transporte en otros quince. El sistema completo tenía un peso de 75.5 toneladas métricas, y su alcance efectivo era de unos 30 kilómetros. Luego de su prueba en Nevada comenzó la producción general, con un costo aproximado de 800 mil dólares por cañón.
Su gigantesco tamaño, las dificultades para moverlo, y el avance de cohetes y misiles hicieron que el M65 se vuelva obsoleto apenas entró en servicio, sin embargo, permaneció activo hasta el año 1963. Su munición terminó reciclada como «Unidades de Demolición T-4», y Estados Unidos crearía armas nucleares aún más compactas algunos años después… pero esa es otra historia.
(N. del R.: Publicación original del 9 de septiembre de 2021, con algunos enlaces corregidos)
Fuente: Olive-Drab (vía Archive.org)