La era del ente físico va quedando desfasada y la tecnología virtual convierte en (presti)digitado todo nuestro entorno, que aparece y desaparece como por arte de magia, llevando consigo comandos y devolviendo resultados en tiempo real. Pero incluso en la batalla de lo virtual hay un espacio para que confluya lo digital y lo físico, y los teclados proyectados son un ejemplo bastante recurrente. Ahora el paso que se ha dado en ellos permite que no sólo se pueda tipear sobre un teclado proyectado o incluso sobre un móvil proyectado, sino que también podamos sentir una respuesta táctil de su parte, como una frecuencia electrónica pequeña cada vez que los tocamos. De esta forma, proyectándose sobre objetos en movimiento y respondiendo a nuestra interacción, los gadgets proyectados toman vida
Sin importar qué tipo de experiencia sea, el futuro se viene cargado de formas diferentes de interactuar y convivir con el mundo que nos rodea y la tecnología que lo habita. La intensidad que puede provocar una pantalla de alta definición o la sensación de cercanía que provocan los medios de comunicación de última generación, tiene mucho que ver con una experimentación extremada de la tecnología. Una tecnología que ya no es una herramienta del humano, sino un medio que cada vez se incorpora más a nuestra biología, a nuestra sensación última de vida. Es una tecnología arrojada sobre nuestro ser, de la que disponemos mientras ella misma dispone de nosotros. La ya casi irrefrenable era ciborg ha presentado las bases de lo que será esa comunión entre cuerpo y tecnología, con ojos cámaras y manos biónicas por delante, pero también hay un acercamiento menos invasivo, y los gadgets proyectados parecen ser una respuesta original.
En la Universidad de Tokio, Masatoshi Ishikawa, probó lo que es el último grito de la ciencia en cuanto a las proyecciones interactivas. Ahí demostró por primera vez cómo es que dos partes se conjugan para formar una de las experiencias más extrañas en cuanto a la manipulación de gadgets. La primera parte consta de una proyección que emite el contorno de un teclado de ordenador o los botones de un teléfono móvil sobre una superficie o un objeto. De esta manera, los teclados proyectados nacieron hace varios años, pues la proyección táctil sobre un objeto inamovible no es tan compleja. Lo que sí es complicado es proyectar una interfaz sobre un objeto en movimiento, como puede ser tu mano o tus dedos. El sistema de Ishikawa resalta porque puede detectar y mapear la posición de un objeto 500 veces por segundo, proyectando sobre él una imagen o interfaz.
El paneo de la cámara y la inclinación angular se utiliza para asegurar que la proyección queda “bloqueada” sobre el objeto, sin importar cuán rápido este se mueva. La capacidad es tal, que se demostró este proceso haciendo seguimiento de una pelota de ping pong. La segunda parte del paquete incluye un ángulo táctil, luego de que la información acerca de la posición de un objeto y la orientación que tiene la botonera proyectada sean provistas a un segundo sistema llamado Airborne Ultrasound Tactile Display. Esto es lo que hace más real a las imágenes, ya que les agrega una sensación de hormigueo, de pulsión física que convida a vivir una experiencia extraña en cuanto a un teclado sobre nuestra piel. Ondas ultrasónicas puras, a través de 2000 emisores programados para hacer vibrar puntos dentro de un metro cúbico. El sistema en conjunto ha logrado llamar la atención de varias disciplinas, especialmente dentro de la industria de los videojuegos y la medicina, entre otras.