Las razones por las cuales un juego no salió al mercado, las etapas en el desarrollo de un exitazo, los análisis sobre el triunfo de otras compañías competidoras, cientos de megas del código de los juegos más importantes y mucho más sobre el apogeo de Atari están en unos documentos que el museo del Centro Internacional de la Historia de los Juegos Electrónicos acaba de recibir. Mientras esperamos a que la publiquen, vamos haciendo un repaso de lo que habrá y para lo que podrá servir.
Bajo las tenues luces de los laboratorios de Atari, una reunión se lleva adelante con una euforia inusual; se ha conseguido información secreta sobre cuál será el nuevo movimiento de la competencia. Los empleados de la compañía de videojuegos trabajan horas extras para intentar analizar sus consecuencias y tratar de contrarrestarlas, y en medio de la presión surgen algunas buenas ideas. Según los documentos que se han descubierto recientemente por el ICHEG (International Center for the History of Electronic Games) gracias a una donación, este párrafo podría ser una crónica del pasado y no meramente una suposición.
En la época donde Atari dominaba la escena de los video juegos de arcade o recreativas, juegos como Missile Command, Centipede, Asteroids y otros tenían un trabajo de investigación muy importante detrás de su desarrollo, incluyendo muchos experimentos con grupos de opinión, estudios de mercado e incontables pruebas y error, con prototipos y conceptos que nunca vieron la luz. En un contexto creativamente prolífico, Atari ponía a mover todos sus recursos de inteligencia para hacerse con información vital, como qué es lo que iba a hacer la compañía Williams, por ejemplo, qué iba a presentar, cómo, con qué ventajas y desventajas y por supuesto un informe sobre cómo Atari debía reaccionar ante ello. A través de una donación que le hizo un antiguo trabajador en el área de reciclaje de la cerrada Atari, el museo de los videojuegos se ha hecho con una colección de documentos que ponen en evidencia la forma de pensar y actuar de una empresa legendaria para la industria de los videojuegos.
Todo comenzó cuando un hombre llamado Scott Evans, quien trabajó en reciclaje y recuperación de artefactos electrónicos, compró en 2003 el material en una venta de liquidación. El ahora donante de ICHEG parece haber reconocido la importancia que tendrían esas veintidós paletas de material, compradas hace unos 15 años por un coleccionista en California que luego las transportó a New York. Evans mantuvo esta colección celosamente guardada, pero luego de hacer unas cuantas donaciones a ICHEG y tener conversaciones, terminó donando el paquete que incluye todo tipo de ejemplos del trabajo de Atari en sus años de apogeo. Con documentos como casi todo el código de los juegos más afamados y también de otros que no salieron de las oficinas de Atari, hasta las serigrafías de gabinete originales que decoraban los prototipos de juegos de los cuales, por ejemplo, sólo se produjeron dos unidades.
Como cuentan en el artículo fuente, la mayor parte de lo adquirido por el museo puede tener poco impacto si lo ponen en un museo, pero la importancia de la información que tiene es inmensurable para aquellos que están estudiando el advenimiento y el desarrollo de la industria de los videojuegos entre las décadas de los 70 y 80. Allí se encuentran todo tipo de archivos de la compañía con los códigos de los juegos que le dieron luz a esta compañía y también otros desconocidos y con similitudes con otros de competidores o con juegos que la misma Atari sacaría más adelante.
Se explica según los archivos que los diseñadores de Atari tenían que hacer varios modelos de juegos propios o ajenos para descubrir aquello que estaba detrás del juego, conocido como concepto, mecánica o simplemente la esencia que lo hacía o haría exitoso. Maze Invaders fue uno de los juegos que Atari nunca sacó al mercado, por ejemplo, y con una inspiración muy marcada en Pac Man trató de pasar por las pruebas pero nunca trascendió la fuerte crítica artística de la compañía. El juego sólo produjo dos unidades y su código está almacenado en discos floppy de 8 pulgadas, aunque recuperarlo por completo será realmente un desafío.
Como si lo anterior fuera poca cosa, desde el museo explican que el material recibido tiene un valor incalculable para la investigación porque también cuenta con más de 2800 vídeos en distintos formatos, que van desde el Betamax hasta el VHS. Allí están registradas las horas más impresionantes que corresponden al desarrollo y publicación de un videojuego arcade en pleno auge, como las reacciones de los focus groups, las demostraciones de los prototipos, la participación de Atari en las exposiciones de la industria, detrás de cámara con algunos diseñadores y programadores y hasta fiestas de oficina. La cantidad de tiempo que tomará catalogar esto es considerable, al que habrá que sumar el tiempo necesario para curar el material y arreglarlo para su exposición al público.
Lo más importante para la ICHEG no es que todo esto se vaya a poder revelar de una manera inaudita, exponiendo los secretos mejor guardados de una compañía que prácticamente fundó los videojuegos, sino que también podrá servir para comprender cómo pensaba la industria en ese momento, tanto desde Atari como hacia ellos. Dejándonos salivando el banquete que nos daremos en el futuro cercano, ICHEG indicó que allí entre los papeles hay información tan personal como las percepciones que se llevaban los directivos de Atari al visitar una feria de juegos o haciendo revisiones sobre juegos determinados de otras compañías, así como también muchos escritos sobre cómo le había ido a Asteroids en los focus groups y cuáles serían los pasos a seguir para crear un determinado modelo. La industria de los videojuegos y sus fanáticos no podríamos estar más expectantes, y ojalá el ICHEG comparta rápidamente toda esta información con nosotros.