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Los primeros descubrimientos de Kepler

El telescopio espacial Kepler, que fuese lanzado al espacio por la NASA en marzo del año pasado, acaba de descubrir sus primeros cinco exoplanetas. Se trata de cuerpos similares a la Tierra pero que orbitan otras estrellas de nuestra galaxia. El descubrimiento fue dado a conocer hace algunas horas por el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) y se ha convertido en la primer noticia importante -astronómicamente hablando- del año, al ser anunciado durante una reunión de la Sociedad Astronómica de Estados Unidos en Washington.

Si bien durante los últimos años la detección de exoplanetas se ha hecho algo tan rutinario que el hallazgo de uno nuevo casi nunca llega a las páginas de los diarios, el hecho de que Kepler realmente funcione como se esperaba y lo haya demostrado encontrando cinco nuevos planetas es algo digno de ser mencionado. A pesar que ya conocemos cientos de planetas que orbitan estrellas más o menos lejanas de nuestro Sistema Solar, lo que hace diferente a Kepler de los demás telescopios es su diseño especializado en buscar planetas similares al nuestro. El 17 de abril del año pasado llegaron al centro de control de la misión Kepler las primeras imágenes captadas por las cámaras del telescopio. Su calidad y definición tranquilizaron a los responsables del aparato, ya que aún sin haber realizado los ajustes de rigor el telescopio les estaba demostrando que era completamente operativo.

El telescopio espacial fue lanzado el 6 de marzo del año pasado, y su misión consiste en observar más de 150.000 estrellas buscando descubrir los planetas que -muy posiblemente- las acompañen. Las imágenes tomadas en las últimas semanas revelan la existencia de cinco planetas gigantes, con un tamaño similar a Júpiter. Si bien ese no es precisamente el “blanco” de Kepler, su gran tamaño permite a los científicos comprobar el correcto funcionamiento del telescopio. De hecho, los descubrimientos de Kepler pudieron ser confirmados por los observatorios astronómicos de las Islas Canarias, de Hawai, California, Texas y Arizona, tal como lo destacó el añadió el Laboratorio de Propulsión a Chorro en su comunicado. Los exoplanetas fueron bautizados como Kepler 4b, 5b, 6b 7b y 8b. Los científicos del JPL explicaron que los exoplanetas han sido catalogados como “júpiteres candentes” debido a su gran masa y temperaturas extremas. En tamaño son similares a Neptuno y algunos de ellos más grandes que Júpiter.

William Borucki, del Centro Ames de Investigaciones de la NASA, señaló que “estas observaciones nos ayudan a comprender cómo se forman los sistemas planetarios y cómo evolucionan a partir de los discos de gases y polvo que dan origen a las estrellas y sus planetas.” A pesar de que tenemos varias teorías que sirven para explicar la creación de nuestro Sistema Solar, los científicos necesitan observar otros sistemas para verificar su validez. Kepler también ayudará en esta tarea. “Los descubrimientos también nos demuestran que nuestros instrumentos están funcionando bien y que Kepler logrará sus objetivos científicos”, añadió Borucki. Las órbitas de los planetas avistados tienen una duración de solo 3,3 a 4,9 días, y su temperatura varia entre los 1.200 y 1.650 grados centígrados. Obviamente, esto descarta cualquier posibilidad de que puedan albergar algún tipo de actividad biológica de la clase que  conocemos en la Tierra.

Es sólo cuestión de tiempo para que las observaciones de Kepler nos lleven a planetas más pqueños con órbitas más prolongadas y que estén más cerca del primer análogo terrestre”, indicó el director de la División de Astrofísica de la NASA en Washington, John Morse. El experto se encargó de repetir que “el descubrimiento de estos planetas hace más factible la posibilidad de que en un futuro cercano se detecte la presencia de uno con las mismas características de la Tierra.

Kepler lleva a cabo su tarea a través de una medición del brillo de las estrellas. Cuando algún planeta cruza por delante de esas estrellas, bloquea la luz que vemos desde la Tierra (o desde el telescopio Kepler). El análisis de esa información permite determinar su tamaño, temperatura y duración de sus órbitas. “Detectar planetas del tamaño de Júpiter con ese método es como medir el efecto lumínico que causa un mosquito cuando pasa frente a las luces de un automóvil”, manifestó hace algunos meses el director del proyecto, James Fanson. Sin dudas, Kepler es -hoy por hoy- nuestra mejor apuesta para saber si estamos o no solos en esta galaxia.

Escrito por Ariel Palazzesi

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