Como ya sabemos bien, todo nuevo sistema operativo de Microsoft carga con un paquete de requerimientos para los fabricantes que desean certificar sus futuros productos. En el caso de Windows 10, uno de estos requerimientos será UEFI 2.31 con el famoso Secure Boot activado. Desde un punto de vista técnico, Secure Boot puede ser anulado sin sobresaltos, pero en la lista que publicó Microsoft hay un detalle: La función que desactiva a Secure Boot será opcional entre los OEMs.
Lo que parecía ser una buena semana para Microsoft se convirtió de la noche a la mañana en una tormenta de confusión y fastidio. Todo comenzó con un vicepresidente y un portavoz diciendo por separado que los usuarios de copias ilegítimas podrían actualizarse a Windows 10 sin costo. 24 horas más tarde, ambas declaraciones terminaron en el cesto de la basura. Microsoft ahora indica que las actualizaciones seguirán siendo reconocidas como no legítimas, pero todos los que pidieron más información sobre ese punto recibieron a cambio silencio de radio. A esto se suma la nueva lista de requerimientos que Redmond publicó para los OEMs interesados en certificar sus productos. Es necesario aclarar que los requerimientos destinados a un fabricante no son los que el consumidor general debe cumplir con su sistema. Después de lo que fue el escándalo con Windows Vista, Microsoft busca a través de las certificaciones garantizar una base mínima de compatibilidad y rendimiento en todas las versiones de Windows posteriores, y Windows 10 no es la excepción.
Ahora… el software y el hardware van de la mano, por lo que siempre debemos esperar cambios casi simultáneos. En el mundo del hardware, muchos fabricantes han reemplazado al BIOS tradicional con el sistema UEFI. Entre los nuevos requerimientos de Windows 10 para OEMs descubrimos que la presencia de UEFI 2.31 es obligatoria, al igual que la función Secure Boot, la cual debe estar activada de fábrica. El objetivo de Secure Boot es defender la integridad del sistema operativo ejecutando software y módulos con la firma digital adecuada. Secure Boot suena bien sobre el papel, pero si es mal implementado puede causar muchos más problemas de los que soluciona, comenzando con la imposibilidad de instalar un sistema operativo diferente a Windows. Este inconveniente ya se había manifestado con Windows 8, aunque los fabricantes evitaron la metralla con una función para desactivar a Secure Boot. Lamentablemente, esto tal vez no sea así con Windows 10, debido a que Microsoft declaró opcional la existencia de la función que permite anular Secure Boot.
En otras palabras, un OEM podría decidir de que su próxima línea de ordenadores sólo sea compatible con Windows 10 bloqueando la desactivación de Secure Boot. Otros desarrolladores han llegado a cierto compromiso (no muy apreciado que digamos por la comunidad open source) para lograr que sus plataformas puedan ser instaladas en esa clase de PCs. Aún así, el riesgo de perjudicar al usuario permanece flotando. Quien compra hardware debería ser capaz de hacer lo que se le de la gana con él. Y si eso incluye instalar dos o tres sistemas operativos en un mismo ordenador junto a Windows 10, no hay ninguna razón para impedirlo.
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