Cuando una compañía solicita una patente no significa que la idea allí presentada vaya a terminar en el mercado. Tal vez sólo se busca proteger un método o una tecnología específica, y en muchas ocasiones, lo que encontramos sobre el texto es muy interesante. En otras, no hace más que llenar nuestras mentes con interrogantes. El último ejemplo proviene de Google con sus «dispositivos antropomórficos» que adoptan la forma de juguetes repletos con cámaras y sensores…
No hay duda alguna de que los juguetes tradicionales se encuentran atrapados en una competencia muy dura con los videojuegos y los dispositivos móviles. Las alternativas que dependen del mundo informático no dejan de avanzar, mientras que en el fondo, un muñeco de peluche sigue siendo exactamente eso. Esto llevó a las grandes marcas a desarrollar diferentes métodos y formar alianzas específicas para que sus productos puedan enfrentarse de manera más efectiva a sus rivales digitales. El caso de Lego es uno de los más resonantes, con franquicias de alto perfil que incluyen a Marvel, DC, Disney (léase Star Wars), y Microsoft a través de Minecraft. Al mismo tiempo, Lego ofrece a su serie Mindstorms, la cual posee un excelente nivel de interacción con la nube. Sin embargo, no todos pueden ser Lego, o no tienen interés de serlo. Explorar atajos puede llevar a resultados muy extraños, y el último ejemplo es una reciente patente a nombre de Google.
La patente habla de «interfaces» para «electrónica interactiva» que soportan «indicadores sociales». En otras palabras, objetos como muñecos de peluche o robots equipados con motores, micrófonos, cámaras y sensores. Este conjunto de hardware, acompañado por el software adecuado, permitirá al juguete en cuestión detectar cuando alguien lo está mirando, reconocer comandos verbales (imagino al estilo «OK Google») e incluso transferir acciones a otros dispositivos, como la reproducción de audio y vídeo. Esto nos hace recordar al Amazon Echo, calificado por la prensa especializada como uno de los accesorios más frustrantes que todos queremos tener, y también existe Milo, opción desarrollada por RoboKind orientada a pequeños con autismo.
Ahora, ¿por qué nos hace sentir tan incómodos esta patente? La respuesta es sencilla: Habla de un producto destinado a los más pequeños de la casa. El texto tiene indicios de que cada juguete podría contar con los recursos para crear un «perfil digital» de cada usuario. Después de todo, si tu hija de 12 años es fan de Adventure Time y tu hijo de 6 no logra despegarse de Pokémon, lo cierto es que a cualquier proveedor de servicios le encantaría saber eso. Ahí es cuando la ecuación de esta patente se desmorona. Mattel aún está caminando sobre plomo fundido con su «Hello Barbie», no sea cosa que le pase algo similar al gigante de Mountain View…
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