En la actualidad sería impensado que un gobierno Antidemocrático organice una Copa del Mundo, pero los Mundiales no siempre estuvieron rodeados de buenos consejeros y en muchas Copas del Mundo el gobierno del país organizador no era un gobierno democrático.
En este artículo hablaremos de tres Mundiales fascista, como el Mundial de Italia 1934, (liderado por el gobierno de Benito Mussolini), el Mundial de Francia 1934 (salpicado en gran medida por el nazismo) y terminaremos en el Mundial de Argentina de 1978 y cómo la dictadura más sangrienta de Argentina, intento lavar su imagen.
Benito Mussolini y el Mundial de 1934
Todos los gobiernos dictatoriales y asesinos de nuestra humanidad han tomado el deporte como herramienta propagandística y con ayuda de las diferentes asociaciones (FIFA y COI) han sabido sacar su rédito de los grandes eventos deportivos mundiales como las Olimpiadas y las Copas del Mundo. La primera vez que la Copa del Mundo visita Europa, lo hace en Italia, donde corría el año 1934 y dicho país estaba comandado bajo el régimen fascista de Benito Mussolini.
Se dice que Benito Mussolini no sabía nada de fútbol y mucho menos que había ido a un estadio a disfrutar de un partido de fútbol, pero vio en la Copa del mundo un arma para forjar el carácter y la disciplina de los jóvenes italianos. Era imposible que Italia no se alzara con el trofeo en su Mundial, es más, años antes el régimen fascista italiano empezó a armar, como un puzle, su consagración, primero fichando 4 argentinos (Luis Monti, Atilio Demaría, Enrique Guaita y Raimundo Orsi) y un brasilero (Guarisi).
Esta estrategia reforzó la calidad de juego de una selección italiana que contaba con la mitad de sus jugadores sudamericanos y diezmó a la selección Brasileña y especialmente a la Argentina. También Suecia se había postulado para organizar el Mundial de 1934, pero debido a las presiones ejercidas por Benito Mussolini, los escandinavos decidieron bajar su postulación. Estos hechos más las ayudas arbitrales (espacialmente frente a España y Austria), hicieron llegar a Italia a la final con la selección de Checoslovaquia, donde la Azzurra se impuso por 2 a 1.
Los partidos de la selección italiana eran observados desde el palco ante la atenta mirada de Benito Mussolini y sus máximos jerarcas. Antes de comenzar el encuentro los jugadores hacían al palco el saludo fascista y tras el grito “Italia, Duce” (“Duce” era el apelativo propagandista por el cual se lo conocía a Benito Mussolini y significaba “general”). De esta manera los jugadores se preparaban para la batalla.
La lucha fascista por el trono en Francia
El Mundial de Francia de 1938 fue la guerra por levantar la copa de dos regímenes fascistas, tanto el de Benito Mussolini como el régimen nazi alemán. Pero el Führer, no pudo llegar a la final de Paris, quedando al margen en la primera fase frente a Suiza, en cambio Italia fue la campeona.
Pero Adolf Hitler, años antes organizó los Juegos Olímpicos de Berlín 1936 y su idea era hacerse con la Copa del Mundo de Francia de 1938 y para ello al conquistar Austria decidió que sería una provincia Alemana. Austria fue unas de las 16 selecciones clasificadas para Francia 1938, pero no pudo particiar por el imperialismo nazi. El fútbol de los austríacos, especialmente el de su estrella Matthias Sindelar (apodado “El hombre de papel “por sus virtuosos movimientos), era admirado por toda Europa. Entonces el Führer decidió que los mejores jugadores de la selección de Austria, pasarán a vestir los colores de Alemania, pero Matthias Sindelar se negó a vestir los colores de la camiseta alemana.
Esta negación cortó la carrera de una de las estrellas más prometedoras del fútbol y mucho peor acabaron con su vida en un confuso episodio (apareció muerto junto a su novia, por la ingesta de monóxido de carbono).
El intento de lavar una imagen en Argentina 1978
Uno de los eslogan de la dictadura genocida de argentina para lavar su imagen fue “Los argentinos somos derechos y humanos”, pero la dictadura más sangrienta de Argentina (1976 a 1983) carecía mucho de los derechos humanos. La imagen del gobierno de facto de argentina en el exterior era muy mala (especialmente con los derechos humanos) y por este motivo en el año 1976 con la ayuda de agencias publicitarás (Burson Marsteller (BM)) de los Estados Unidos, comienza una campaña para lavar la imagen de la dictadura Argentina que tendrá su punto más alto en la Copa del Mundo de 1978.
El gobierno dictatorial quería cambiar su imagen a nivel interno y en el exterior y mientras la selección argentina daba la vuelta olímpica en el estadio del club River Plate, a pocos kilómetros los presos políticos eran torturados y asesinados en la ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada).
Los presos decían que escuchaban la celebración de los goles en el estadio mientras estaban detenidos. Por primera vez los argentinos podían salir en la calle en grupo, festejar y exteriorizar su pasión. A nivel externo la agencia BM formula una serie de sugerencias a los dictadores para convocar, periodistas internacionales, empresarios y miembros de Amnistía Internacional, para que vean lo bien que se vivía en Argentina y demostrar que era bueno combatir contra los grupos de izquierda que se habían levantado en el país.
Las miserias que se vivieron en Argentina, Italia y Alemania, siguieron existiendo luego de la Copa del Mundo (y por desgracia se acrecentaron) y aparte de las atrocidades cometidas por estos gobiernos, mancharon un deporte que tiene su pureza en los potreros o clubes de barrio.
Por este motivo estos Mundiales rodeados de tanta sangre deberían ser sometidos al revisionismo histórico, porque para Benito Mussolini y la dictadura de Videla ganar el Mundial en el cual su país era anfitrión no era una hazaña deportiva, sino una orden.