Japón cuenta con una enorme cantidad de atracciones que sin lugar a dudas dejarían con la boca abierta al turista desprevenido. Desde robots gigantes hasta baños públicos que adoptan formas extrañas, el factor sorpresa puede llegar a ser muy grande, pero si alguien desea una experiencia clásica y relajante, todo lo que debe hacer es subir a un tren nocturno. El Sunrise Express está compuesto por los servicios Sunrise Seto y Sunrise Izumo. Con un promedio de 880 kilómetros entre ambos, no sólo son mini ciudades sobre ruedas, sino también una alternativa muy especial para conocer el país.
Los trenes japoneses se encuentran en una categoría muy diferente. Sus estaciones dominan el Top 50 entre las más ocupadas del planeta, el público exprime los servicios disponibles al máximo, y algunas formaciones siguen funcionando en otros países incluso medio siglo después de haber sido construidas. El costo de los pasajes se adapta a casi todos los bolsillos, y si tienes planeado hacer un viaje en el futuro, tal vez deberías considerar subir al Sunrise Express.
La actividad del tren exprés se divide en dos servicios. Por un lado tenemos a Sunrise Izumo, que cubre los 953.6 kilómetros que separan a las estaciones de Tokio e Izumoshi (Shimane). En cambio, Sunrise Seto se separa de Sunrise Izumo en la estación de Okayama, siguiendo su camino hasta la estación Takamatsu en Kagawa, sumando 804.7 kilómetros en total. Sunrise Express es el último de los llamados trenes nocturnos en funcionamiento sobre territorio japonés. El público aún recuerda bien a «Cassiopeia», el servicio que iba de Tokio a Sapporo en 16 horas y media, pero fue retirado en marzo de 2016. Ahora, la pregunta es: ¿Qué puedes encontrar en el Sunrise Express?
Por sobre todo lo demás… las habitaciones. El espacio dentro del Sunrise Express está fraccionado en seis categorías diferentes para una o dos personas. La más costosa es «A Single Deluxe», que de acuerdo con la información disponible cuesta casi 14.000 yenes (112 euros) independientemente de la distancia recorrida. Esa categoría brinda mesa, silla, una bata, acceso a la ducha, y máxima privacidad. En esencia, un hotel sobre ruedas. Al otro extremo aparece «Nobinobi», un área en la que cada pasajero tiene asignada una sección con una superficie rígida en la que puede dormir. En parte nos hace recordar a los famosos hoteles cápsula, con la enorme diferencia de que el nivel de privacidad en Nobinobi es cero. Las separaciones son mínimas y no hay cortinas, pero si el presupuesto viene ajustado, es la mejor opción.
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