Desde posibles efectos secundarios hasta su disponibilidad general, varios estudios han cuestionado la utilización de los llamados «sustitutos artificiales del azúcar» o edulcorantes, y uno de los últimos trabajos publicados se enfoca sobre su efectividad. De acuerdo a expertos en los Institutos Nacionales de la Salud, los edulcorantes no sirven para bajar de peso, y en ciertos casos, el resultado final es el opuesto.
No es la primera vez que se cuestiona la utilidad de los edulcorantes, y definitivamente no será la última. En lo personal no los consumo por el hecho de que tienen un gusto horrible: Prefiero un té o un café amargo a beber una taza de líquido con gusto a metal. Sin embargo, esa es una simple decisión individual, mientras que los expertos en el campo de la alimentación se apoyan en análisis avanzados y estudios evaluados por terceros. Uno de los más recientes fue publicado por un grupo de científicos estacionados en los Institutos Nacionales de la Salud, que responden al Departamento de Salud y Servicios Sociales de los Estados Unidos: 1.454 participantes con un seguimiento promedio de diez años, de los cuales 785 no eran consumidores.
Los resultados indican que los usuarios de edulcorantes registraron un índice de masa corporal más alto (en el orden de 0.8 kilogramos por metro cuadrado), una circunferencia de cintura mayor (2.6 centímetros), y un predominio superior (36.7 por ciento, acompañado por una incidencia del 53 por ciento) de obesidad abdominal. En otras palabras, quienes reemplazaron el azúcar durante diez años son más gordos, lo que arroja un manto de duda sobre la efectividad de los edulcorantes artificiales como herramientas para controlar el peso a largo plazo. El estudio no se enfoca sobre un edulcorante en especial (digamos el aspartamo o la sacarina) ni en un producto específico (por ejemplo, bebidas gaseosas), sino que alcanza a casi todas esas variables.
Al ver los «números finos» del estudio descubrimos algunas cosas muy interesantes, comenzando por el detalle de que los usuarios de edulcorantes consumieron una cantidad diaria de calorías ligeramente más baja, pero también redujeron su actividad física. En líneas básicas, el estudio nos recuerda algo que al parecer mucha gente ignora: Los edulcorantes artificiales y la acción de evitar el azúcar en general no son «atajos mágicos» para bajar de peso. Al final del día, la única forma de lograrlo es reducir el consumo de calorías (léase «comer menos») y moverse más.
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