En las afueras de Merced, en el estado de California, tres hermanas se dedican a cultivar marihuana. Pero no son hermanas de sangre, sino que forman la llamada «Sociedad de las Hermanas del Valle». Técnicamente no pertenecen a ninguna religión oficial, sin embargo, su trabajo con la marihuana tiene un componente espiritual muy poderoso, y sus productos llegan a una gran cantidad de gente que busca alivio a sus dolencias a través de las propiedades del cannabis.
La marihuana va mucho más allá de su consumo tradicional. Existen diferentes subespecies y aplicaciones, lo que nos trae al término genérico «cáñamo industrial», asociado generalmente con Cannabis sativa. En el estado de California, un reducido grupo de mujeres se dedica a cultivar cáñamo bajo la «Sociedad de las Hermanas del Valle», encabezada por la Hermana Kate, quien ha tenido una vida muy vertiginosa. El cannabis medicinal no sólo se transformó en un ingreso estable para superar problemas financieros después de la debacle de 2008, sino que ayudó a su sobrino a escapar de una dura adicción a los opioides. Kate comenzó a formar parte del movimiento Occupy en 2011, y su «traje de monja» se volvió parte de la protesta.
Las hermanas insisten en que sus productos no poseen THC, y su producción sigue a un estricto ciclo lunar. Durante todos estos años, Kate entró en contacto con personas muy enfermas, incapaces de absorber antibióticos por deficiencias hepáticas, o desesperados por contener los espasmos del Parkinson que dependen del cannabis para encontrar un alivio. La Hermana Kate hoy cuenta con la ayuda de la Hermana Darcy, una joven de 24 años, y la recientemente incorporada Hermana Rose. Hasta ahora han logrado mantenerse firmes frente a las constantes maniobras de las autoridades, pero se supone que las cosas mejorarán una vez que la Propuesta 64 (que esencialmente legaliza al cannabis) entre en efecto el próximo 1 de enero.