Seguramente crees que las alfombras voladoras pertenecen al reino de la fantasía, y solamente los niños sueñan con ellas. Sin embargo, no es así: también los físicos y matemáticos dedican tiempo a investigar la forma en que una de estas alfombras mágicas podría realmente volar. Aunque parezca imposible, son físicamente viables.
La física involucrada en el vuelo de una alfombra voladora ha sido, gracias al trabajo del matemático de Harvard Lakshminarayanan Mahadevan, completamente develada. El matemático, al que la historia seguramente recordará como aquel que hizo trizas la ilusión de millones de niños, ha publicado los resultados de su trabajo en una reciente edición de la revista de física Physical Review Letters.
Lakshminarayanan Mahadevan se planteó seriamente las preguntas “¿es posible que una alfombra vuele? En caso de que sea posible ¿bajo qué condiciones podría operar?” e intentó responderlas utilizando las herramientas matemáticas y físicas a su alcance. Luego de un arduo trabajo, llego a la conclusión de que, en determinadas condiciones, es posible que una alfombra pueda volar. El secreto está en ponerlas a vibrar de la manera adecuada.
Mahadevan se centró en el sistema empleados por las mantas rayas para “volar” en el seno de un liquido. Si las rayas podían hacerlo, era posible que una manta con las características adecuadas pudiese lograr lo mismo en el aire. Comenzó realizando un modelo de una hoja bidimensional que vibra rápidamente con ondas que la atraviesan longitudinalmente mientras intenta permanecer a flote en un fluido.
Una vez que las leyes fundamentales que gobiernan el modo en que estas ondas afectan la interacción entre la alfombra y el fluido que la rodea, Lakshminarayanan y sus colegas comenzaron a trabaja con números concretos. Así fue como demostraron que una hipotética alfombra de 10 cm de largo y 0,1 milímetros de espesor podía volar. Para ello, debía ser capaz de vibrar con ondas de 0,25 milímetros de altura y a una frecuencia de 10 ondas por segundo. Esto le permitiría flotar en el aire y volar horizontalmente a unos 40 centímetros por segundo.
Las ecuaciones mostraban que, al menos dentro de esas dimensiones, el vuelo era posible. Pero al extrapolar los números a una alfombra de dimensiones mayores, descubrieron que “hacer volar a una pesada alfombra requeriría un motor realmente potente, por lo que nuestros cómputos y las leyes de la escala sugieren que éstas permanecerán durante milenios en el mundo virtual, mágico y místico en que siempre ha existido”.
Sin embargo, esto no significa que haya sido un trabajo en vano. Los resultados obtenidos por Lakshminarayanan Mahadevan pueden ser utilizados debajo del agua, cuya densidad hace posible que una lámina “vuele” sin necesidad de una cantidad extraordinaria de energía. Quién sabe, quizás en un futuro no muy lejano, las alfombras voladoras sean un medio de transporte más.