Los incendios asociados a fugas de petróleo y gas representan uno de los desafíos más grandes y peligrosos para los expertos. En muchos casos, el uso de explosivos se convierte en la mejor opción al momento extinguir las llamas, pero en septiembre de 1966, la Unión Soviética se vio obligada a subir un par de escalones. Después de arder por más de mil días, un pozo de gas en la región de Urta-Bulak encontró su final con la ayuda de una bomba nuclear de 30 kilotones…
Si buscas ejemplos históricos de incendios petroleros, los primeros resultados seguramente te llevarán a la Guerra del Golfo. Las fuerzas iraquíes destruyeron unos 700 pozos en promedio (con razones militares y políticas en el medio), y los ingenieros de más de media docena de compañías necesitaron once meses para controlar el caos.
La forma tradicional de apagar esos incendios es, aunque parezca mentira, similar a soplar una vela… con la diferencia de que el «soplido» queda a cargo de explosivos. Sin embargo, hay ocasiones en las que el uso de dinamita u otro explosivo es inviable. Una de ellas se extendió por 1074 días en el remoto campo de gas de Urta-Bulak, ubicado a unos 80 kilómetros de Bujará, la quinta ciudad más poblada de Uzbekistán.
La temperatura de la zona cercana al incendio era tan alta, que los esfuerzos para taladrar un pozo paralelo debieron terminar a unos 100 metros del objetivo (algunas fuentes dicen 50, otras 150). La cantidad de TNT para comprimir esa brecha hubiera sido gigantesca, sin olvidar que el pozo paralelo necesitaría un diámetro mucho mayor. En otras palabras, falta de potencia y espacio. El vídeo no le hace demasiada justicia a las llamas, pero se calcula que alcanzaron una altura de 70 metros.
Y aquí es cuando interviene la bomba nuclear. Especialmente diseñada, con un rendimiento estimado de 30 kilotones (Hiroshima x 2) y refrigerada a medida que era bajada por el pozo, la bomba explotó el 30 de septiembre de 1966. Menos de un minuto después, los presentes confirmaron el éxito de la operación. La onda expansiva de la explosión fue lo suficientemente intensa para vencer la distancia entre ambos pozos y bloquear la fuga de gas.
Por supuesto, otras fuentes cuestionan su uso, destacando que se podrían obtener resultados similares con explosivos convencionales. Pero por lo que hemos podido averiguar, esa no fue la única vez en la que Rusia detonó bombas nucleares para controlar incendios de pozos…