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La verdad sobre los Hombres lobo

Hombres lobo

Hombres lobo, licántropos… una leyenda legendaria y universal que trasciende épocas y territorios. Y nosotros nos preguntamos: con el nivel alcanzado por la ciencia hoy en día, ¿sería posible explicar la existencia de estas criaturas de forma racional?

A diferencia del monstruo de Frankenstein o los zombies, la leyenda del hombre lobo, junto a la del vampiro, es uno de los relatos sobrenaturales más tradicionales y universales en la historia del hombre. El concepto de hombre lobo ha variado a través de los siglos y culturas, aunque en esencia siempre ha sido el mismo: un hombre es transformado en una bestia feroz de manera involuntaria, a causa de una fuerza mayor, como puede ser la brujería o una maldición.

La leyenda del Hombre Lobo

Fue durante la Edad Media, en Europa, cuando el mito cobró especial trascendencia por sobre el resto del mundo. El lobo era un animal muy común en los vírgenes bosques del territorio europeo, y su instinto feroz lo obligaba a frecuentar aislados ataques contra los humanos. La gente le temía y permanecía en sus hogares durante la noche. Se creía en el mito del hombre lobo de manera casi unánime, y la fe podía más que la razón –sobre todo en la Edad Media–. Está claro que los hombres lobo no existían de verdad. Al menos no como los vemos ahora en las películas, o como se los imaginaban particularmente en la Edad Media. Pero, ¿podía existir alguna explicación lógica a toda esta histeria colectiva?

El cine y la literatura ayudaron a fortalecer el mito en nuestra época. Aunque a veces de manera irrisoria

Recientemente, algunos estudios han identificado al cornezuelo, un hongo venenoso que crece en las cosechas de centeno, como el responsable de todo. Este hongo produce efectos alucinógenos, histeria y paranoia masivas sobre poblaciones enteras. Incluso, el LSD es un derivado directo del cornezuelo. Los efectos del hongo, sumados a la masiva presencia de lobos en los bosques de Europa, daban como resultado una explicación científica de la presencia del hombre lobo durante la Edad Media.

Sin embargo, la teoría del cornezuelo nos queda un tanto vaga porque deja muchas hipótesis sin resolver en su camino. Por ejemplo, ¿cómo se explicaría la creencia del mito del hombre lobo en rincones del mundo donde la cosecha de centeno no es habitual? Y si la teoría del cornezuelo realmente daría cuenta de la existencia del hombre lobo producto de una alucinación masiva, ¿por qué no se utiliza también para explicar las miles y miles de leyendas que habitan en todas las culturas del mundo?

Teorías científicas sobre El Hombre Lobo

Existen otras teorías científicas al respecto: teorías psicológicas, antropológicas, clínicas, pero ninguna nos convence tanto como la Hipertricosis. La Hipertricosis es un estado –no una enfermedad– que sufren algunos seres humanos, muy pocos, que recubre las partes del cuerpo –normalmente el rostro– con una cantidad de pelo que varía su intensidad según el nivel de la condición. Hasta hace pocos años atrás, la Hipertricosis continuaba siendo una condición muy poco difundida.

ALEX, el hombre lobo mexicano. Se conocen muy poco casos de Hipertricosis hasta la fecha. Aquellos que la sufren pueden realizar una vida completamente normal

Estudios recientes indican que los primeros casos de Hipertricosis datan de la Edad Media. El mismísimo rey Enrique II de Francia, supremo líder de ese país hacia fines de la Edad Media, contaba entre sus raros especimenes con un pequeño niño de 10 años de edad nacido con Hipertricosis. El niño acabó mostrando grandes aptitudes, y pronto se convirtió en el sirviente preferido del rey en la Mesa Real francesa. ¿Podría haber sido la Hipertricosis, entonces, la causa de la creencia generalizada en el hombre lobo? Podría serlo. No resulta tan descabellado pensarlo.

Jesús “Chuy” Fajardo Aceves y Luis Abraham Cervantes Aceves. (Foto: Eva Aridjis)

Lo que la Hipertricosis no explica son los numerosos asesinatos y violaciones producidos durante la Edad Media en nombre del hombre lobo, tanto por parte de acusados como acusadores. Así es. Los hombres acusados de tales crímenes alegaban haberse transformado en lobos, para así justificar las violaciones que producían. Otros apenas caían presos de los argumentos de los inquisidores, imposibilitados a exponer su versión de los hechos. Algunos crímenes alcanzaban a incluir la ingesta de distintas partes del cuerpo de la víctima. Lo que no se sabe a ciencia cierta es si entre los tantos acusados de estos crímenes podría haberse incluido alguna persona que sufra de Hipertricosis, y así haber podido elevar aún más la histeria popular de la época entorno al hombre lobo.

Jesús Aceves, del documental “Chuy, el hombre lobo” (Foto: Eva Aridjis)

Al final de la Edad Media este tipo de casos concluyeron en una apreciación en común: los acusados eran simples enfermos mentales. Así, como quien no quiere la cosa.

Escrito por Julián Lorenzon

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