Una imagen podrá valer más que mil palabras, pero los fotógrafos profesionales se esfuerzan para comunicar mucho más que eso con cada uno de sus disparos. Por supuesto, hay ocasiones en las que el entorno no ayuda, o los recursos disponibles son limitados. Ahí es cuando el fotógrafo debe extender su adaptabilidad al límite, y eso nos lleva al trabajo del brasileño Gilmar Silva, quien a través de sus imágenes ha revelado algunos secretos increíbles.
Los llamados «detrás de escena» suelen polarizar mucho a la audiencia. De un lado están quienes prefieren conservar la ilusión, y del otro encontramos a quienes se deleitan con todos esos detalles técnicos que se transforman en fabulosos trucos visuales. Uno de los aspectos más interesantes de los «detrás de escena» es que se extienden a casi cualquier actividad, y eso incluye a la fotografía. La magia de la edición digital y las cámaras modernas nos permite lograr capturas espectaculares, pero sería un error muy grosero minimizar el trabajo del fotógrafo, quien debe enfrentar frío, calor, agua, animales de todo tipo, ruidos, la falta de luz, el exceso de luz, y una larga lista de factores. El fotógrafo brasileño Gilmar Silva ha vivido todo eso en carne propia, y decidió compartir con el mundo «la verdad» entre las diferencias que separan a la foto final de su entorno original.