Es posible que no se trate precisamente de la investigación mas seria de los últimos 100 años pero, aunque parezca mentira, dos científicos publicaron en una revista especializada un trabajo que calcula la temperatura del mismísimo Infierno. El trabajo, aparecido en 1972, extrañamente concluye que el Cielo está más caliente que el Infierno.
Sí, seguramente el título de este artículo te ha dejado con la mandíbula por el suelo. Es que resulta muy poco frecuente encontrarse las palabras “científico” e “Infierno”, escritas en la misma oración. Tampoco es cosa de todos los días que alguien coja un ordenador y se ponga a sacar cuentas para encontrar cuál es la temperatura del Infierno (aunque no exista tal cosa).
El trabajo que nos ocupa fue presentado en forma anónima para su publicación en el Journal of Applied Optics, en el año 1972. Solo se sabe que los sesudos calculistas eran dos, y que tenían la nacionalidad inglesa. Y que luego de invertir muchas horas en el análisis del problema, descubrieron que el Cielo es más caliente que el Infierno: si no te gustan los sitios calientes ¡ya puedes ponerte a pecar!
Seguramente te preguntarás qué base se puede tomar como punto de partida para realizar un cálculo semejante. De hecho, resulta imposible tomar ningún tipo de medida o de muestra que ayude a obtener un resultado minimamente creíble. Sin embargo, estos dos señores hicieron uso de diferentes pasajes de la Biblia para llegar a sus revolucionarias conclusiones.
La temperatura del cielo
Por ejemplo, a partir de Isaías 30:26: “La luz de la Luna será como la luz del Sol, y la luz del Sol será siete veces la luz de siete días” se puede, según el estudio, calcular la temperatura del Cielo. Veamos cómo: el Cielo recibe de la Luna tanta radiación como la que la Tierra recibe del Sol y, además, siete veces siete (sí, cuarenta y nueve) la que la Tierra recibe del Sol. Este galimatías, que parece parte de un trabalenguas infantil, sirve para determinar que sobre el Cielo incide cincuenta veces la radiación que recibe la Tierra.
Haciendo uso de la física, concretamente de las leyes de equilibrio térmico y la ecuación de Stefan-Boltzman, y suponiendo que la temperatura absoluta de la Tierra es de 300 grados Kelvin (27 grados centígrados para los pobres humanos de a pie), se puede calcular la temperatura del Cielo. Por supuesto que no vamos a transcribir aquí carillas completas de cuentas, pero si debemos creer en la pericia matemática de los autores del artículo, el Cielo se encuentra a unos 798 grados Kelvin, o lo que es lo mismo, 525 ºC.
La temperatura del Infierno
Para obtener la temperatura del Infierno, se utilizó un pasaje conocido como Apocalipsis 21:8: “Pero a los temerosos e incrédulos, a los hechiceros y a los idólatras y todos los mentirosos su parte será en el lago ardiendo con fuego y azufre“. Como cualquier persona sabe, la temperatura de evaporación del azufre es de unos 444,6 ºC, y para que un lago de azufre pueda existir, esta sustancia debe estar en estado líquido. Para que no se evapore, su temperatura máxima debería ser inferior a los mencionados 444,6 ºC.
Efectivamente, como habrás notado, el Cielo es algo más caliente que el Infierno.
Fuente: Physics Today