Más allá de la discusión de si Julio Verne fue o no el padre de la ciencia ficción moderna, está el hecho de que en sus cuentos y novelas se explican una serie de adelantos tecnológicos que verían la luz muchos años después de la publicación de sus escritos.A Verne le cabe el honor, como mínimo, de ser el precursor de lo que hoy en día se conoce como ciencia ficción dura, un estilo dentro del género en el que las descripciones se realizan siempre fundamentadas con sólidos argumentos científicos, tecnológicos y sociológicos
En todas las narraciones de Verne (aquellas que pueden encuadrarse dentro del género de la ficción científica), pueden encontrarse rigurosas explicaciones técnicas y científicas en las que el escritor gusta de explayarse. Sin embargo, el escritor no tenia una formación en ciencias, aunque sí un insaciable afán de conocimiento que lo llevaba asiduamente la Biblioteca Nacional. Lo que es más, para escribir muchos de sus libros entrevistó a diversos especialistas en los temas que desconocida. Como resultado de ello, los artefactos o teorías expuestos en sus novelas resultan muy creíbles. Si no, mira los siguientes ejemplos:
De la Tierra a la Luna (1865) y Alrededor de la Luna (1870)
Quizás una de las mas conocidas del autor. Fue editada en dos partes, y se trata de una verdadera novela de anticipación. Además del valor que poseen los detalles científicos del viaje espacial, entre los que se destacan la descripción del vuelo en condiciones de ingravidez, la órbita en torno a la Luna, los paisajes lunares, y la corrección de la trayectoria por medio de cohetes; Verne se anticipa en más de 100 años al proyecto Apolo que llevo al hombre a la Luna.
La cápsula descripta por Verne tiene casi las mismas dimensiones y peso que la estadounidense, y también está tripulada por tres personas. Es lanzada desde una ubicación de Florida muy cercana al actual Centro Espacial Kennedy y ameriza a sólo 4 kilómetros de distancia del lugar donde lo hizo la cápsula Apolo VIII. Además, la duración del viaje es prácticamente la misma.
Por supuesto, el relato no está exento de errores. Por ejemplo, la cápsula se dispara desde un cañón, con lo que la aceleración sería mortal para los tripulantes, a pesar de las medidas tomadas por los personajes para evitarlos. Para escribir esta historia Verne recibió ayuda de un primo, Henri Garcet, que era profesor de matemáticas.
Cinco semanas en globo (1863)
Si bien no se trata específicamente de una novela de anticipación (los globos eran muy conocidos en la época), igualmente contiene elementos novedosos. En ella se describe un viaje de muy larga duración y se detalla un método para dirigir y controlar el globo tanto horizontal como verticalmente, que en la época no existía.
20000 leguas de viaje submarino (1870)
En ella, junto al Capitán Nemo, se presenta un antecesor los modernos submarinos: el Nautilus. La idea de la navegación submarina había sido considerada y probada desde principios de siglo, pero nada tenían que ver con el Nautilus. A pesar de la complejidad de la personalidad de Nemo, es el submarino el que se lleva la novela. Verne describe en profundidad su sistema de propulsión eléctrico, el método empleado para la navegación y sumersión, los mecanismos de almacenamiento y reciclaje de aire, el subsistema de soporte vital, el diseño de doble casco y el uso de escafandras autónomas de buceo y tanques de aire: nada de esto existía hace 137 años. En su honor, el primer submarino nuclear de EE.UU. que navegó bajo los hielos del Ártico en 1958, fue bautizado Nautilus.
Los quinientos millones de la Begun (1879)
Es una de las novelas más impresionantes de Verne, y sin embargo no es tan conocida como otras. Contiene un conjunto de ideas en las que se observa un profundo ejercicio de anticipación. Su protagonista, el alemán Dr. Schultze, es un megalómano cuya personalidad e ideología parecen copiadas por Adolf Hitler décadas más tarde. En la novela de describen varias tecnologías empleadas para llevar a cabo los fines destructivos del Alemán.
La casa de vapor (1880)
En esta historia Verne explica el funcionamiento de un vehiculo todo terreno impulsado por vapor, que por sus características, se asemeja a los carros de combate de la actualidad.
Robur el conquistador (1886)
Se presenta un antecesor de los modernos helicópteros, al que Verne llama Albatros. Se trata de un navío semejante a un barco de los que podían ver el escritor cada día, pero imaginó que en lugar de velas utilizaba hélices dispuestas horizontalmente y que giraban en sentidos opuestos haciendo que el aparato se sustentase en el aire. Otro grupo de hélices provocaban el desplazamiento de la nave. Además, Verne imaginó que la propulsión de su aparato se basaba en electricidad. El Albatros sirvió de inspiración a Igor Sikorsky en sus primeros diseños de helicópteros.
El diario de un periodista americano en el año 2890 (1889)
Esta obra fue escrita junto a su hijo Michel. En ella se narra el uso de un sistema de comunicación similar a la teleconferencia, y se describe una ciudad superpoblada, con enormes rascacielos, coches y trenes voladores. La publicidad se proyecta sobre las nubes y el control de la prensa es casi total.
Ante la bandera (1896)
Si no somos demasiados estrictos, podemos reconocer en esta novela la descripción de un misil nuclear. Verne describe aquí un arma llamada “fulgurador Roch”, que es un artefacto autopropulsado, equipado con un explosivo que explota a cierta altura y provoca una devastación total en una extensa área. El misil había sido inventado por un científico loco.
Dueño del mundo (1904)
Una de mis favoritas, en la que Robur (si, su personaje de 1886) ha creado un vehiculo llamado “Espanto”. Este pequeño vehículo reúne las características de un automóvil, un barco, un submarino y un avión. Incluso se explica que se mantiene en el aire por medio de alerones y se propulsa “echando fuego por su parte posterior”, lo que puede interpretarse como un anticipo de los modernos aviones a reacción.
París en el siglo XX (1994)
Sí, la fecha esta bien: fue escrita en 1863, pero no se editó en su tiempo debido a su tono muy pesimista. En ella Verne presenta una sociedad deshumanizada y tiranizada por la tecnología. Se menciona un ferrocarril que recorre la ciudad, de la iluminación urbana mediante electricidad y de unos “instrumentos de cálculo” que son semejantes a las actuales calculadoras.
Hemos dejado fuera muchas obras en las que también se mencionan tecnologías novedosas para le época, pero aún así se puede observar que Julio Verne tenía una auténtica pasión por la ciencia y la tecnología, y que supo extrapolar muchos de los conocimientos de su época para crear increíbles artefactos. Tampoco podemos dejar de mencionar que -hacía el final de sus días- su obra adquirió un carácter mucho más oscuro y pesimista, quizás fruto de su capacidad de anticiparse a los hechos…