Por primera vez en la historia, una sonda robótica se encuentra orbitando Mercurio. Se trata de Messenger, diseñada y operada por la NASA, que acaba de ingresar en una órbita elíptica alrededor del planeta más cercano al Sol. Luego de recorrer casi 8 mil millones de kilómetros, el robot está listo para dedicar los próximos 12 meses a efectuar un análisis detallado de la atmósfera y superficie de Mercurio. Todo parece indicar que estamos listos para aprender mucho más sobre este planeta.
A pesar de que su nombre no aparece en las noticias tan seguido como el de Marte o su vecino Venus, Mercurio es un planeta que resultar sumamente interesante para los científicos. Se trata del que más cerca se encuentra de nuestra estrella, en una órbita situada a solo 58 millones de kilómetros -aproximadamente un tercio de la distancia que separa la Tierra del Sol- y pertenece al grupo de cuatro planetas rocosos de nuestro Sistema Solar, junto a Marte, Venus y la Tierra. No es demasiado lo que sabemos sobre este planeta, pero a lo largo de los años los científicos han logrado determina que posee un diámetro de unos 4880 kilómetros, que está formado aproximadamente por un 70% de elementos metálicos y un 30% de silicatos y que su densidad -la segunda más grande de todo el sistema solar- es solo un poco más pequeña que la de la Tierra. Enviar una sonda a Mercurio representa un reto enorme, ya que la distancia a recorrer -unos 8 mil millones de kilómetros– es mucho mayor a la necesaria para alcanzar Marte o Venus. Además, el cambio de velocidad que la nave debe realizar para entrar en una órbita de transferencia y aproximarse a Mercurio es muy grande comparado con otras misiones planetarias.
Si además tenemos en cuenta que la atmósfera de Mercurio es muy poco significativa como para servir de “freno” al robot una vez que alcanza su destino, llegamos a la conclusión que un viaje a este pequeño infierno con forma de planeta requiere de más combustible que el necesario para alcanzar cualquier otro planeta del sistema solar. Estos factores han determinado que a lo largo de toda la carrera espacial solamente una sonda -la Mariner 10– haya “visitado” Mercurio. Entre 1974 y 1975, y luego de pasar por Venus, la Mariner 10 utilizó la gravedad de nuestro vecino para acelerar hacia Mercurio, al que sobrevoló tres veces. Esta misión, a pesar de sus limitaciones, proporcionó casi todos los datos que se disponen sobre ese planeta. Pero la sonda Messenger, lanzada por la NASA el 3 de Agosto de 2004, acaba de establecer hace horas una órbita elíptica alrededor de Mercurio y seguramente proporcionará una enorme cantidad de datos.
Mientras que Mariner 10 solo realizó tres sobrevuelos a Mercurio -uno a 703, otro a 48 mil y el último a 327 kilómetros de distancia- y tomó unas diez mil imágenes de buena parte de su superficie, Meesenger se encontrará a unos 200 kilómetros (aunque en algunos momentos se alejará a casi 15 mil kilómetros) del planeta durante un año completo, analizando su tenue atmósfera, fotografiando su superficie y creando un mapa de su geografía. En la NASA están eufóricos. John Finnegan, de la Universidad John Hopkins de Maryland y uno de los principales impulsores de esta misión, acaba de declarar que todo ha resultado “casi perfecto”. Considerando que Messenger tuvo que dar 15 vueltas al Sol, volver a pasar una vez por la Tierra, acercarse dos veces a Venus y pasar tres veces por Mercurio -en un viaje de unos seis años y medio- antes de entrar en órbita, “casi perfecto” suena muy bien.
Messenger tuvo que dar 15 vueltas al Sol antes de establecer su órbita en torno a Mercurio.
A bordo de Messenger se han instalado una buena cantidad de instrumentos, a pesar de que casi la mitad del peso total del robot (más de una tonelada) se debe al combustible que se necesitó para llegar a destino y -cerca del 30%- para frenar una vez allí. Estos instrumentos también le permitirán realizar estudios sobre su campo magnético, determinar las características de su núcleo y determinar si hay hielo en los cráteres de los polos de Mercurio, que se encuentran permanentemente en las sombras. Antes de llegar y durante los tres acercamientos que realizó durante su viaje, Messenger fotografío varias veces a Mercurio, obteniendo impactantes imágenes. Pero los científicos a cargo de la misión aseguran que esto “no es nada comparado con lo que vamos a ver. Solo han sido una especie de ensayo previo de lo que es capaz de hacer la sonda”. Esperemos que así sea, y que en los próximos meses podamos aprender mucho más sobre este planeta.