Pre-Netflix. Pre-BitTorrent. Pre-Internet, incluso. Antes, para poder ver una película en casa debíamos trasladar toda nuestra persona hasta el videoclub, regresar las cintas sin demora, pasar varios minutos buscando nuevas películas, pagar, y esperar que «Santo Tracking» nos diera una mano. Más allá de las limitaciones, los videoclubes eran algo especial, y ocuparon un lugar de privilegio durante muchos años. El diseñador de efectos especiales Andrew Glazebrook decidió recordarlos, y el resultado es una maravilla en miniatura.
Cuando Quentin Tarantino explicó por qué no le gusta Netflix, una de las razones que compartió fue la pérdida de interacción y compromiso que una persona tenía al visitar un videoclub clásico, tomando las películas de las estanterías y hablando de cine con el dueño. Son palabras que definitivamente están en línea con la visión de Tarantino, quien rechaza las soluciones digitales y filma en 70 milímetros. Por supuesto, no todos comparten dicha visión, y tampoco dudan en celebrar aspectos como la flexibilidad y la conveniencia de los formatos digitales. Pero si el vinilo regresó, el cassette está haciendo de las suyas, y la tecnología de almacenamiento magnético ha mejorado drásticamente… ¿acaso es tan descabellado pensar en una vuelta al videoclub? Todavía no tenemos la respuesta, sin embargo, podemos buscarla recordando a los videoclubes de una forma única.
No, lo que acabas de ver no es un videoclub de 1993, ni un proyecto avanzado de restauración. Se trata de una miniatura construida por el diseñador de efectos especiales Andrew Glazebrook, mejor conocido como «Morbid Decay FX». Las imágenes fueron publicadas en su perfil de Facebook en septiembre del año pasado, y aunque parezca mentira figuran con la descripción «trabajo en progreso». El póster de «Morons From Outer Space» revela cierto toque británico (confirmado por la moneda de una libra), la sección de acción está repleta de clásicos, y «Ferris Bueller’s Day Off» en el frente… no se necesita agregar nada más.
Tal vez los videoclubes no encuentren la forma de regresar y competir con las plataformas modernas. Tal vez el streaming ya sea «el nuevo VHS» y haya llegado para quedarse por décadas. Pero una cosa es segura: Esta miniatura nos recuerda que hemos perdido algo en el camino. Los videojuegos perdieron a las salas de recreativas. En el caso del cine, fue el videoclub.