Poco más de un año atrás publicamos un artículo con un título similar. En ese entonces vimos por primera vez al proyecto que hoy se conoce bajo el nombre de Tiny Arcade, pero acaba de aparecer un serio competidor en todo sentido. Tempest in a Teacup tiene como aliado principal al Raspberry Pi Zero, lo que le permite ejecutar MAME en casi todo su esplendor. Ahora, su creador admite que la recreativa posee un diseño impráctico, incómodo, y no habrá un kit a la venta, pero si alguien está buscando un nuevo desafío DIY, bueno…
Algunas ideas en el mundo del DIY tienen orígenes extraños. Hemos visto proyectos que luchan meses enteros para llegar a buen puerto, mientras que otros nacen durante un fin de semana, como producto del aburrimiento, tiempo de sobra, o la suerte de contar con los componentes necesarios. Tempest in a Teacup es un buen ejemplo de ello. Su creador Phillip Burgess declaró que su intención de fabricar a la máquina recreativa más pequeña del mundo surgió durante una especie de hackathon improvisado de fin de semana, mientras discutía la creación de un «bonete» para el Raspberry Pi Zero, una carcasa con controles esenciales y una pantalla OLED monocromática. El concepto pasó de un OLED monocromático a uno color, y de algún modo terminó en una mini recreativa cargada con MAME.
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¿Qué tan «mini»? Las medidas oficiales para Tempest in a Teacup son de 67.2 por 33.6 por 35.8 milímetros, con la tarjeta microSD instalada. ¿Podría ser más pequeña aún? Las palabras de Burgess fueron «sin lugar a dudas», ya que utilizó partes de fábrica sin modificaciones mayores. Tal vez la gran excepción es el uso de la versión 1.0 del Raspberry Pi Zero, que no trae el conector físico de la cámara (cosa que la revisión 1.3 sí posee). La pantalla OLED es de 0.96 pulgadas, y una buena parte de la cabina fue hecha con piezas de protoboard. Aún así pudo darse el lujo de integrar un pequeño amplificador, y un altavoz de una pulgada, suficiente para los clásicos efectos de 8 bits.
Tempest in a Teacup es muy interesante desde el punto de vista electrónico. Hay mucha «prueba y error» en su diseño, y quien desee practicar conceptos como la optimización de espacio, tendrá las manos llenas. Ahora… jugar en una recreativa tan pequeña no es nada práctico. Todos recordamos los niveles de precisión y velocidad que requieren aquellos clásicos, y los controles de la recreativa no tienen piedad. En resumen, el plan es construir esta recreativa sólo porque podemos… y porque queremos una, claro.