¿Estás listo para ser nuevamente conejilo de indias? ¡A pedido de los lectores tenemos una nueva entrega de pareidolia!, o “por qué no puedes evitar que tu cerebro piense lo que quiere “. ¡Esta vez tú eres el protagonista! ¡A participar!
Allá por el 2012 habíamos empezado una serie de artículos acerca de una característica de nuestra mente conocida como pareidolia, una función automática que hace que reconozcamos formas aún donde no las hay. La pareidolia está emparentada con las alucinaciones, y no importa cuánto lo intentemos, no podemos evitar que nuestro cerebro vea imágenes donde no las hay. Esto es atávico y proviene de mecanismos de protección. Pensemos por ejemplo en épocas en que éramos (más) salvajes, y debíamos descubrir si, por ejemplo, no había un tigre dientes de sable oculto en la maleza. Ante la duda, nuestros sesos intentan reconocer un rostro perdido en la maraña de colores.
Pues bien, eso no ha cambiado. No puedes evitar que tu cerebro intente reconocer expresiones. ¿No lo crees? Probemos el siguiente juego: ¿qué expresiones emocionales ves en cada foto? ¿qué está pasando con cada objeto? ¿todos vemos lo mismo? ¡Allí vamos, esperamos tus comentarios!:
A) Iluminación interior coche:
B) Sillón:
C) Zapato:
D) Lavarropas:
E) Destapabotellas:
F) El lampazo de la foto principal de la nota.
¡Hasta el próximo To bit!
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