El Johnson Space Center de la NASA acaba de afirmar que, en tan sólo 1000 días, podrían poner un robot humanoide en la Luna. El cacharro se controlaría desde la Tierra por control remoto, y sus cámaras y sensores le permitirán a los científicos instalados cómodamente en casa “ver” y “sentir” lo mismo que experimenta el robot. Al no necesitar de caros y complejos sistemas de mantenimiento vital, la misión sería relativamente barata. Pero, ¿qué beneficios aportaría a la investigación Lunar disponer de un robot humanoide en nuestro satélite?
La administración del presidente Obama contempla eliminar el proyecto Constellation (el que nos permitiría regresar a la Luna). Como ocurre en otros ámbitos, a menudo la falta de fondos o el cambio de planes a último momento obliga a utilizar el ingenio, y los científicos del Johnson Space Center (JSC) han encontrado la forma de seguir investigando nuestro satélite sin necesidad de desembolsar astronómicas cantidades de los tan preciados dólares en el camino. La idea, tal como acaban de afirmar en el JSC, consiste en construir un robot humanoide que recorra la superficie Lunar mientras recoge datos. El artefacto sería controlado mediante un sistema de telepresencia por diferentes científicos que se quedarían en Tierra. De alguna manera, sería como si cada uno de ellos viajase a la Luna en busca de la información que necesita. La NASA ha llamado a esta iniciativa “Proyecto M” (Project M).
En realidad, la idea no deja de ser interesante. Al no incluir un humano como parte del grupo de trastos a trasportar y mantener en la Luna, se eliminan un montón de factores que son siempre grandes devoradores de dinero: alimentos tratados especialmente, provisión de oxigeno y sistemas de reciclado de la atmósfera de la nave, tratamiento de los desechos de los astronautas y reciclado del agua, protección contra radiaciones, etcétera. Un robot no necesita de nada de esto. Por otro lado, si algo se sale de madre y la misión fracasa estrepitosamente, no hay cadáveres que lamentar. De hecho, no son pocos los que sostienen que las misiones tripuladas de la época del Apolo XI no tenían sentido más allá del impacto político. Cuarenta años más tarde la NASA estaría contemplando finalmente prescindir de los astronautas a la hora de recorrer la Luna, y estaría en condiciones de poner allí el primer robot dentro de poco menos de 3 años.
Hace años, Carl Sagan repetía una y otra vez que era una locura gastar dinero en transportar humanos por el espacio (y exponerlos a la muerte), cuando una sonda robótica nos podría proporcionar más datos con un coste menor. El Proyecto M apunta exactamente a eso. No parece tener mucho sentido hacer que el robot tenga aspecto humanoide. En realidad, es bastante más práctico montar algo sobre ruedas, similar a los robustos rovers que hemos enviado a Marte. Un robot que se desplaza sobre dos piernas es difícil de mantener en equilibrio, puede tropezar con alguna roca, y tiene más articulaciones de las que son estrictamente necesarias, cada una de ellas puede ser fuente de problemas en un ambiente polvoriento como el de la Luna. Un “carrito robot” seguramente se desempeñaría mejor. Pero esos son detalles. Lo interesante del comunicado es la intención de utilizar un robot, y que el plazo para la ejecución de la misión sería de sólo 1000 días. Aunque los románticos seguramente estarán de parte de Neil Amstrong (“Si no llega un hombre allí, es como si nunca hubiéramos estado”), lo cierto es que el dinero manda y posiblemente nuestro satélite sea recorrido por un frío robot. ¿Qué te parece?