Desde hace años se especula con la posibilidad de que haya vida extraterrestre en la luna Europa, debido al enorme océano que (en teoría) existe bajo su superficie. Cualquier misión enfocada en estudiar ese océano necesita la capacidad de perforar kilómetros de hielo, sin embargo, el último anuncio de la NASA coloca sobre la mesa un interesante atajo. Gracias a la ayuda del Telescopio Espacial Hubble, los expertos detectaron lo que parecen ser «plumas de agua» que expulsan el líquido atrapado a la superficie, y que a su vez habilitarían un análisis mucho menos «destructivo» de sus propiedades.
Con el tiempo hemos aprendido a recibir los anuncios de la NASA manteniendo siempre una cierta distancia. Esto no se debe a un error de la agencia, sino a que los canales encargados de transmitir la información tienden a «pasarse en el condimento». Si bien entendemos que eso facilita la «venta» de novedades científicas, al final del día se convierte en una decepción para algunos. Dicho eso, llegamos a la noticia: La NASA parece haber detectado la existencia de «plumas de agua» en la luna joviana Europa. En términos muy relajados, una pluma de agua en Europa es algo similar a un «supergéiser» que arroja líquido a más de 200 kilómetros sobre la superficie. Esta detección es importante por dos razones:
La primera es que se suma como evidencia para la teoría del gigantesco océano que reside bajo la superficie helada de la luna. Este océano continúa siendo un intenso tema de debate, ya que existen diferencias sustanciales entre los modelos propuestos, pero las plumas de agua favorecerían la presencia de agua líquida, mantenida en ese estado por el llamado «calentamiento de marea». La segunda es que estas plumas nos darían acceso al océano sin tener que taladrar, una opción considerada por muchas misiones de exploración. Los primeros indicios sobre plumas de agua en Europa fueron revelados en el año 2012 gracias al trabajo de un equipo estacionado en el Southwest Research Institute de San Antonio, mientras que los últimos datos surgen del Space Telescope Science Institute en Baltimore. Ambos equipos utilizaron técnicas diferentes, pero tienen un elemento en común: El instrumento de imagen espectrográfica instalado en el Telescopio Espacial Hubble.
Otro detalle para tener en cuenta es que las plumas de agua no son algo permanente. Sobre un total de diez observaciones hechas en los últimos años, sólo tres revelaron evidencia suficiente. Y allí está la clave. Evidencia, no pruebas. Las pruebas sólo llegarán con observaciones más precisas del Hubble, el futuro telescopio James Webb, y si todo sale bien, la misión «Europa Multiple-Flyby» que debería dar inicio a principios de la próxima década. Cualquier misión destinada a Europa necesita ser planeada con gran detalle. Después de todo, Júpiter no es un buen vecino que digamos, y su radiación puede acabar con nuestra tecnología en tiempo récord (sólo basta con ver la órbita de la sonda Juno para confirmar esto).