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La Luna como un parque internacional

A medida que los planes “públicos” de regresar a la Luna se retrasan más y más, la industria privada continúa acelerando su ritmo hacia el espacio. Esto ha generado cierta preocupación sobre qué tan responsable será la humanidad en su retorno a la Luna, por lo tanto, ¿sería lógico declarar a nuestra histórica vecina como un parque protegido a nivel internacional?

Debemos reconocer que no hemos sido particularmente “limpios” al dar nuestros primeros pasos en el Sistema Solar. La chatarra espacial es un factor cada vez más serio para quienes desarrollan proyectos en órbita, mientras que aún no hemos olvidado el escandaloso choque entre dos satélites. Y también está la Luna. La visitamos en varias ocasiones, y algunas cosas quedaron allí. Las agencias espaciales gubernamentales no tienen grandes intenciones de regresar a la Luna sino hasta dentro de varios años, pero hay una actitud diferente en el entorno privado. El proyecto Google Lunar X Prize promete premios millonarios para quienes logren enviar un robot a la Luna y tomar fotografías, con un “bono adicional” de cuatro millones de dólares si obtienen imágenes de los históricos sitios Apolo.

Lo último que se necesita es que algún robot participante del Lunar X Prize u otro proyecto futuro cause daños en esos lugares, por lo que se ha propuesto declararlos como parque histórico, para dar paso al estatus de Patrimonio de la Humanidad. La intención es buena, pero existen ciertas limitaciones técnicas. En primer lugar, el Tratado Espacial de 1967 prohíbe hacer cualquier clase de reclamo soberano en la Luna, y en segundo lugar, el alcance del Patrimonio estaría restringido a los sitios Apolo, dejando completamente desprotegido al resto de la superficie lunar. Ya se intentó algo parecido en una ocasión: El Tratado Lunar se firmó en 1979, aunque resultó todo un fracaso en comparación con el Tratado Espacial, ya que apenas quince estados lo ratificaron.

El ejemplo más fresco de tratado internacional “compatible” con la protección de la Luna a esa escala es lo que tenemos hoy en la Antártida, sin embargo, sabemos bien que hay estados enteros agazapados, esperando a que vuele por los aires. Al mismo tiempo, sería necesario “estimular” de algún modo las visitas a la Luna para desarrollar sus recursos de manera responsable. Si ya estamos explorando la posibilidad de minar asteroides, la idea de extraer materiales de la Luna no es tan descabellada. Algunos dirán que hay que proteger cosas aquí en la Tierra antes de pensar en la Luna, y tal vez tengan razón. Pero eventualmente vamos a tener que ir allá arriba, y no estaría mal hacerlo con un poco de conducta.

Escrito por Lisandro Pardo

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