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La guerra contra los bípers que nadie recuerda

Todo esto resulta muy familiar…

La guerra contra los bípers que nadie recuerda

Y en otro episodio de «¡¿Alguien por favor quiere pensar en los niños?!», una parte de la sociedad le ha declarado la guerra a los dispositivos móviles y sus aplicaciones, imaginando que todos los problemas de salud mental que sufren los jóvenes hoy van a desaparecer cuando no tengan un smartphone. Pero esa historia no es nueva, y para encontrar su versión más extrema, es suficiente con cruzar el charco y retroceder 30 años. ¿Recuerdas a los bípers? Aunque parezca mentira, hubo una época en la que cualquier adolescente podía terminar en la cárcel si llevaba uno a la escuela…


Si nos guiamos por las últimas tendencias, sólo podemos concluir que la pobreza crónica, el desempleo, el aumento en el costo de vida, la falta de salud y la crisis educativa no tienen nada que ver con el estado mental de los más jóvenes, y todo se reduce a smartphones y redes sociales. No me malinterpreten, ambas cosas son muy malas en exceso, pero este mensaje me obliga a retroceder 30 años, cuando el mundo entero repetía que iba a terminar como un idiota por pasar tanto tiempo frente al ordenador… y aquí me tienen, preparando artículos y pagando cuentas, mientras que esos «templarios» ahora necesitan ayuda con el mando a distancia del Smart TV. ¯\_(ツ)_/¯

Otra cosa que sucedió 30 años atrás fue la cacería de los usuarios de bípers (o «mensáfonos», un término que nunca jamás volveré a usar), y no estoy exagerando. Louis Anslow del portal Pessimists Archive nos recuerda que el bíper fue considerado un símbolo de narcotráfico, prostitución, y corrupción de menores… a tal punto que algunos niños terminaron en la cárcel por usarlos.


La persecución de los bípers

Amigo, esos títulos…

Lógicamente, el pánico comenzó con la amplificación de los medios. Un artículo publicado por el Washington Post en julio de 1988 con el título «Message is out for beepers» (paywall) fue seguido por noticias al estilo de «Beepers flourish in drug business» y «Drug beepers: Paging devices popular with cocaine dealers». Sin embargo, el vínculo con los más jóvenes no tardó en materializarse. Los maestros de aquella época veían al bíper como una distracción constante entre sus alumnos, y aprovecharon el «factor droga» para buscar su prohibición. Un tal James Fleming de la organización Dade Public Schools le dijo a The New York Times: «¿Cómo podemos esperar que los estudiantes ‘digan no a las drogas’ cuando les permitimos llevar el símbolo más dominante del narcotráfico en sus cinturones?»


… un niño de 13 años con un bíper dañado es claramente una amenaza para la sociedad. (¿¿¿???)

Escuelas, pueblos, estados, y hasta el propio Senado estadounidense aprobaron nuevas reglas limitando y/o prohibiendo el uso de bípers, convencidos de que estaban combatiendo el narcotráfico y la prostitución. Prisión, servicio comunitario y pérdida de la licencia de conducir fueron algunos de los castigos. Los recortes de periódicos con noticias de adolescentes detenidos y suspendidos por «portación de bíper» son más que abundantes. Un caso notable fue el de Richard Morris Jr., de 13 años, quien fue retirado de su escuela esposado por llevar un bíper que ni siquiera funcionaba. El punto máximo de toda esta paranoia llegó en octubre de 1996, cuando Ryan Hudson de 5 años fue suspendido en New Jersey por llevar un bíper.

Como era de esperarse, las compañías pelearon con uñas y dientes, simulando ser aliados de una juventud oprimida por gente que no entendía la nueva tecnología (todo parecido con la compra de influencers en TikTok e Instagram no es ninguna coincidencia). Motorola, con el 80 por ciento del mercado estadounidense bajo su control, llegó a enlistar a los hijos de sus propios empleados, y lanzó amplias campañas de publicidad ofreciendo bípers a un costo reducido. Uno de los socios fue PepsiCo, y su marca Mountain Dew.



Último detalle: New Jersey prohibió los bípers para menores de 18 años, con una pena de seis meses de prisión. 30 años después, la ley sigue allí. En noviembre de 2023, el Washington Post publicó un artículo sugiriendo una prohibición total de los smartphones en las escuelas.

«¿Alguien por favor quiere pensar en los niños?»


Accede al artículo original: Haz clic aquí


Escrito por Lisandro Pardo

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