Dos matemáticos estadounidenses proponen una teoría que acaba de un plumazo con el concepto de “energía oscura”, ese factor indeterminado que explicaría la expansión acelerada del universo pero que se esconde bajo la alfombra a pesar de haberse encontrado algunas evidencias de su existencia. Se trata de una teoría que nos hace imaginar el cosmos como un estanque donde tiramos una piedra y las ondas concéntricas serían las causantes de que observemos esas aceleraciones de las estrellas hacia el exterior. Tiene sus pegas pero resulta refrescante encontrar nuevas opiniones.
La idea de la energía oscura es un concepto sacado de la manga que representa un parche para tapar las debilidades del modelo estándar de la cosmología. La escena del Big Bang primigenio cumple con las expectativas de los científicos en cuanto a que parece una teoría elegante y sencilla que consigue explicar el comportamiento del Universo. Esto sería muy bonito si las observaciones cuadraran con lo esperado, pero no es así. Si hubo una explosión inicial, se supone que las galaxias se frenarían conforme se alejan del centro del momento cero. Sin embargo, el cosmos está haciendo justo lo contrario, cada vez acelera más su expansión hacia el exterior. Es por eso que se necesita tirar de un elemento extraño que han bautizado como “energía oscura” que nadie sabe lo que es pero que resulta necesario para que encajen las fórmulas y las observaciones.
A nadie le gusta la poca elegancia de la energía oscura desde el punto de vista conceptual, pero no hay otra manera de explicar el comportamiento de las galaxias. Hasta ahora, pues una par de matemáticos han planteado la posibilidad de una nueva teoría donde no sea necesaria la escurridiza energía oscura. “Simplemente parece una corrección poco natural a las ecuaciones, como un factor chapucero”, dijo Blake Temple de la Universidad de California. “Las ecuaciones no tienen tanto sentido físico cuando lo colocas dentro. Simplemente lo colocas para que encaje con los datos”. Temple piensa que la idea de una ola expansiva tiene más sentido.
Afirma que el universo en realidad no se está acelerando sino que se trata de una ola en expansión que fluye a través del espacio-tiempo y que provoca que las galaxias lejanas parezcan estar alejándose de forma acelerada. Esta gran ola, iniciada por el Big Bang que se cree que inició el Universo, podría explicar por qué los objetos parecen estar más lejos de nosotros de lo que deberían estar de acuerdo con el Modelo Estándar de la cosmología. “Lo que estamos diciendo es que puede que estas olas en expansión estén realmente provocando la aceleración anómala”, argumenta Temple. “Estamos diciendo que la energía oscura no es realmente la explicación correcta”.
Temple, junto a Joel Smoller de la Universidad de Michigan, ha diseñado una serie de ecuaciones que describen las olas en expansión con cierta coherencia. “En esta etapa creemos que es una teoría muy plausible”, dijo. “No hay aceleración. Las galaxias están fuera del sitio en el que se supone que deberían estar debido a que estamos en las consecuencias de una ola que puso las galaxias en una posición ligeramente distinta”.
Temple usa el símil del estanque para explicar su teoría. Supongamos que tenemos un lago y tiramos una piedra en el centro. La piedra representa al Big Bang y las olas concéntricas que parten del punto de impacto son las que nos hacen creer que las galaxias se encuentran en un punto que realmente no es real. Cuando empezaron a formarse las primeras galaxias, se generan en un espacio-tiempo que ya está desplazado respecto a donde debería haber estado sin la ola. Por lo que cuando observamos estas galaxias con los telescopios, no parecen estar donde se esperaría si nunca hubiese habido una gran ola.
Esta teoría tiene un pequeño problemilla y es que para que el universo parezca estar acelerándose al mismo ritmo en todas las direcciones, nosotros en la Vía Láctea tendríamos que estar cerca del centro del anillo de olas, en el punto donde tuvo lugar en Big Bang y se iniciaron las ondulaciones. El matemático admite que esto ya sería una gran coincidencia pero se defiende argumentando que quizá nosotros nos encontremos en el centro de una ola menor que afecta a las galaxias que podemos ver desde nuestro punto, por consiguiente, no tenemos que estar en el centro del universo para que la idea funcione.
Al director del Centro de Estudios de Física del Cosmos de Aragón, Mariano Moles, no parece convencerle demasiado esta nueva teoría. "Este intento es más enrevesado aún que el de la energía oscura", opina el experto. Según él, la teoría tiene un gran talón de Aquiles: viola el principio copernicano, que estipula que el universo es igual se mire desde donde se mire. Según la teoría de ondas de expansión, un observador situado en uno de esos frentes no vería el cosmos de la misma manera, igual que un surfista encaramado a una ola no ve la realidad del mismo modo que un bañista en mar abierto.
Para el investigador Narciso Benítez, que participó en la construcción de la cámara avanzada del telescopio espacial Hubble, responsable del hallazgo de la expansión acelerada del universo,"este tipo de puntos débiles son los que te hacen predisponerte en contra de las nuevas hipótesis". El modelo de cosmos propuesto por Temple y Smoller ignora el principio copernicano y modifica la Teoría de la relatividad general de Einstein, viga maestra de la cosmología moderna. Ambos puntales son, según Benítez, "sagrados" para la mayor parte de los cosmólogos. Sea como fuere, los matemáticos han propuesto un modelo diferente al conocido y que no necesita de la misteriosa energía oscura para completarse. Al menos lo han intentado.