Los contenidos Web se han inclinado, en los últimos años, a la exhibición personal. Los jóvenes entre 18 y 22 años, se han autoproclamado la generación “YouTube” o “MySpace”, y son considerados los más narcisistas de la historia. La línea que divide la privacidad de lo público está muy desdibujada. Con el centro en la moda del Lifelogging, los jóvenes actuales tienden a exponerse al mundo entero con la convicción de ser especiales. Todos quieren sus cinco minutos de fama, e Internet ha facilitado enormemente la realización de este deseo. Aunque no puedas hacerte famoso, tienes todos los medios para ventilar tu privacidad cual si un Paparazzi te persiguiera día y noche. Hoy en día, puedes ser un Gran Hermano desde la comodidad de tu casa, y darle una panzada a tu ego.
El psicólogo Jean Twenge realizó un estudio entre 16000 alumnos de secundaria en Estados Unidos. Lo llamó “Generación Yo”, y llegó a la conclusión de que los jóvenes nacidos después de 1982 son una generación indudablemente narcisista. El problema surge en los efectos secundarios de esta actitud, pues, según Twenge, las personas con una excesiva admiración de sí mismos, se vuelven agresivos y molestos en una constante búsqueda de reconocimiento. Algo que todos los navegantes podemos ver con claridad en la Web, especialmente en foros públicos y publicaciones o comentarios en YouTube o MySpace. Otra prueba de esto puede verse fuera de la red, frente a las cámaras, en el fenómeno de los Reality Shows. La gran mayoría de los que se presentan a estos programas, tienen el único objetivo de demostrarle al mundo cuan maravillosos son, y enfurecerse con quienes los desacreditan (como esos personajes inconcebibles que pueden verse en American Idol, por ejemplo). Y si la televisión no te quiere, siempre puedes hacer tu propio video y subirlo a YouTube para encontrar a esas personas que sabrán valorarte. Es que, sobre gustos no hay nada escrito, y siempre habrá alguien que fomente, como alguien que destruya. “Desafortunadamente – nos dice Twenge – el narcisismo también puede traer consecuencias negativas para la sociedad, incluyendo la ruptura de relaciones con las personas más cercanas”. Ya podemos imaginarnos la situación: “Que tu no me apoyas, no crees en mi, no sabes valorarme, me envidias…” podemos conjeturar cientos de argumentos ciegos del ego que llevarían a una ruptura en las relaciones. Y es un círculo vicioso, pues los medios de expresión seguirán aumentando, y los voyeuristas también, lo que no hace más que alimentar una obsesión egocéntrica en crecimiento.
