No son pocos los que creen que la televisión es anacrónica. Apenas una forma obsoleta de entretenimiento, superada por las alternativas actuales disponibles. Tal vez eso sea cierto en lo que se refiere a servicios de cable y señales abiertas, pero si nos enfocamos en los dispositivos propiamente dichos, la verdad es que aún tienen mucha tela para cortar. No fue sencillo llegar a este punto. La evolución de la televisión está plagada de errores y limitaciones tecnológicas, sin embargo, se las arregló para dar algunos saltos de calidad que lo cambiaron todo.
Es probable que tu televisor no te cause nada en parámetros de sorpresa y asombro. Es simplemente un rectángulo que presenta imágenes de alta definición, y que incluye una capa de conectividad (siempre que sea «smart», por supuesto) para acceder a ciertos servicios en línea. Pero hubo una época en la que el televisor era la pieza central del hogar. Adquirir uno demandaba un esfuerzo económico gigantesco, y cuando llegaba la hora exacta, el hecho de reunirse cerca de la pantalla equivalía a un ritual.
Obviamente, el televisor se vio obligado a adaptarse a los gustos y necesidades del consumidor. En un principio, era suficiente con apreciar imágenes básicas en movimiento, pero al poco tiempo se sumaron requerimientos como el sonido, una mayor resolución, y las transmisiones en color. El vídeo que compartiremos a continuación nos enseña una buena parte de la evolución de la televisión, comenzando con aquellas unidades mecánicas de los años ’20.
La aparición del sistema de televisión de 405 líneas entre 1934 y 1936, y del NTSC en 1940 no sólo ayudaron a mejorar la calidad de imagen de los televisores, sino a establecer una serie de estándares fundamentales para optimizar su desarrollo. Una de las principales dificultades de los fabricantes en los años ’40 fue la producción de tubos mayores a 12 pulgadas, y a modo de «atajo» utilizaron sistemas de proyección.
Ingresando a los ’50, los límites de tamaño en los tubos fueron cediendo terreno (en algunos casos con diseños híbridos de metal y vidrio) para dar lugar a televisores de formato «ojo de buey». También fue presentada una actualización del estándar NTSC para compatibilizarlo con transmisiones a color, y a fines de esa década debutaron estéticas más extravagantes, con la Philco Predicta a la cabeza.
Costos más bajos, colores más vibrantes, y la influencia de la Era Espacial dominaron a los televisores durante la década del ’60, y principios de los ’70. Los modelos transistorizados lograron reducir el consumo de energía, simplificar el mantenimiento, y desde cierto punto de vista, hacer más seguros a los aparatos. TVs portátiles y una mejor simetría hicieron acto de presencia en los ’80. La protección legal para el famoso Sony Trinitron expiró en 1996, y ese detalle le permitió a sus competidores directos ofrecer televisores muy similares a precios más bajos.
A fines de los ’90 comenzaron a surgir los híbridos, integrando funciones secundarias como reproducción VHS y radio FM. Y con la llegada del nuevo siglo, la historia es mucho mejor conocida: El declive de los CRT, el desplazamiento del plasma y el avance de los LCD, los primeros paneles LED, luces ambientales, conectividad, Smart TVs, 3D, resolución 4K, AMOLED, diseños con curvas, QLED, y modelos ultradelgados experimentales, con el mismo espesor de una tarjeta de crédito. ¿Qué anticipa el futuro? Televisores que se enrollan paneles transparentes, 8K, y hasta televisores duales, ideales para publicidad. Estaremos esperando.