El mundo de la electrónica tiene aristas que a veces son muy desconcertantes y algunas personas, encargadas de ayudar a comprender algunos “misterios ocultos”, no hacen otra cosa que confundir más al ciudadano común, al hombre que dedica su vida a otras actividades que no tienen relación alguna con la electrónica, en especial con la radiofrecuencia. Todo el texto y los conceptos que leerás en este artículo son expresados a modo personal y en función de experiencias reales de personas que han comprobado la enorme brecha que existe entre lo que se dice y lo que se hace dentro de un avión. A veces siento temor de avisar a la azafata que poseo un marcapasos implantado. Tengo miedo que me expulsen del vuelo gritándome: ¿quieres que el avión se estrelle? ¿Acaso no sabes que no puedes llevar ningún equipo electrónico encendido dentro de la nave?
El primer informe de seguridad de vuelo que escuchamos al subir a cualquier avión de pasajeros nos recuerda que, hasta que la aeronavegación no esté asegurada, no está permitido el uso de radios, televisores, teléfonos móviles o cualquier otro aparato electrónico que se pueda utilizar en modo transmisión. En segundo lugar, se nos advierte que no se puede utilizar ninguna clase de electrónica desde el despegue del avión hasta sobrepasar la siempre misteriosa altura de 10 mil pies. Escuchando bien y prestando un poco de atención a la primera advertencia, el interrogante inicial cae por sí mismo: ¿acaso nadie en las líneas aéreas sabe que un televisor portable NO transmite ninguna clase de energía perturbadora? ¿Es tan complejo entender que siempre se tratan de receptores? Es decir, reciben, no emiten. La próxima vez que realices un embarque, escucha con atención las recomendaciones; es muy probable que algo de lo expresado puedas escuchar.
Sin ir demasiado lejos y quedándote en el asiento que te han asignado, podrás ver que lo que se encuentra frente a ti y que tiene el formato de una pantalla de TV, que puede sintonizar algunos canales de TV y donde ves a las mismas personas que aparecen en TV, haciendo lo mismo que hacen en TV, son precisamente ese producto electrónico que tanto te suplican que no utilices: una pantalla de TV. A propósito de ello: ¿te has percatado de toda la fuente de ruidos eléctricos que caben en un respaldo de asiento, justo detrás de tu cabeza? Pero yendo hacia cosas más elementales aún, también nos advierten acerca de la utilización de equipos de radio que podrían interferir con los sistemas de navegación de la cabina y los riesgos que su uso podría tener en la seguridad del vuelo. Por supuesto, esta recomendación que puede hacer cualquier azafata bonita y elegante será realizada con una amplitud sonora de tal magnitud que la siempre presente señora mayor de varios asientos adelante oirá y se volteará para cocinarte con la mirada cual si fueras un terrorista dispuesto a inmolarse y a provocar una tragedia aérea.
¡También hablamos de receptores! De recibir, de escuchar, no de transmitir. Y en el hipotético caso que nadie te descubra y enciendas el receptor para escuchar algo de buena música (cosa que no debes hacer, encender el receptor): ¿qué podrías escuchar volando a semejante altura? ¿Qué estación de radio podrías recibir a semejante distancia del suelo? Alguna local, cuando el vuelo pase por una gran ciudad, pero así como llega de rápido la señal, volverías a perderla. No podrías escuchar un tema entero siquiera. Y por último, cuando entramos en el terreno de la utilización de un teléfono móvil la situación se transforma en la más hilarante de todas.
En tierra y deambulando por algunos lugares recónditos de la ciudad, no es raro que sea complejo obtener buena señal de antena para una comunicación segura. Por supuesto que la situación se pone más difícil cuando vamos a algún lugar de esparcimiento, alejados tan sólo un par de kilómetros de la ciudad. Allí a veces se torna imposible la utilización del mejor y más caro de los teléfonos móviles. Dicho todo esto entonces: ¿qué señales podemos encontrar para nuestro teléfono móvil a más de 10 kilómetros de altura y viajando a una velocidad de casi mil kilómetros por hora? ¿Cuántas células (antenas) atraviesa el vuelo en el tiempo que podrías demorar en escribir “Hola Mundo” en un mensaje de texto? Aclaración: la gente cree que los electrónicos escribimos “Hola Mundo” en cualquier lado. De niños, antes de decir papá o mamá, decimos “Hola Mundo”; para conquistar a una chica, le decimos: “Hola Mundo” y mil tonterías más. Afortunadamente existen, desde hace un par de años, algunas empresas que poseen un servicio que permite utilizar el teléfono móvil dentro del avión gracias a un sistema integrado de telefonía IP que la nave posee (Airbus, por ejemplo), pero no te ilusiones demasiado, no son todas, sólo algunas pocas.
Además, legal y constructivamente, una emisión de un teléfono móvil, de un sistema de auriculares Bluetooth o de cualquier interfaz Wi-Fi, jamás podría poseer una potencia de emisión semejante como para desestabilizar un instrumento del tablero del avión que se encuentra a muchos metros de nuestro asiento. Y si así fuese: ¿qué sucedería antes con nuestra piel y nuestro cuerpo? Se freirían al instante. Pero si pensabas que aquí se termina esta suerte de desencuentros entre las líneas aéreas y la electrónica, te equivocas. Una de las más publicitadas y promocionadas tecnologías que están comenzando a incorporar todas las aeronaves es la posibilidad de permitirles a los pasajeros el uso de sus ordenadores portátiles gracias al servicio de Internet Wi-Fi de a bordo para aquellos que presumen estar de viaje de negocios y no pueden dejar de estar comunicados para que el mundo siga girando. Clarísimo: por un lado no te dejan asomar tu humilde MP3 para escuchar algo de buen metal, mientras que ellos instalan un potente transmisor Wi-Fi para que en cualquier punto del avión puedas chatear a través del ordenador con tus amigos en tierra. Pero cuidado, no puedes hacerlo desde un móvil con tecnología 3G que incorpore Wi-Fi. NO. Eso es un teléfono y en el programa que tienen cargado las azafatas, la sub-rutina con etiqueta <Teléfono = NO>, dice que ese elemento no lo puedes utilizar durante el vuelo.
Para aquellos que conocemos al menos un poquito de emisiones electromagnéticas, sabemos que una de las directrices fundamentales (o reglas de oro) de cualquier diseño electrónico, llámese como quiera, que utilice para alguna funcionalidad específica una onda de radio, NO DEBE interferir bajo ningún concepto a otros equipos que convivan con ellos. Además, éstos deben estar protegidos de manera efectiva contra posibles radiaciones externas que puedan interferir su normal funcionamiento. Esto por supuesto comprende las normativas de fabricación de un equipo doméstico y comercial, pero para aplicaciones industriales o militares, las especificaciones se endurecen aún más. Puedes imaginar entonces el grado de inmunidad a los ruidos que DEBEN tener los múltiples instrumentos que se encuentran en la cabina de un avión, donde conviven decenas de ordenadores que controlan el vuelo, además de los equipos de transmisión de radiofrecuencia de unos cuantos Watts de potencia para comunicar la nave con la torre de control. ¡Y tú todavía sin poder sacar y usar tu iPod por culpa de esa señora mayor que teme que quieras derribar el avión!
Concluyendo, podemos decirte que no estamos invitando a que cometas ilícitos en medio de un vuelo donde debes ser solidario con el estado de ánimo y el humor del resto de la tripulación que te acompaña, pero sí queremos ayudarte en la comprensión del funcionamiento de los sistemas para así derribar el mito de que no se puede utilizar ningún equipo electrónico mientras el avión está en el aire. Ni siquiera con un transmisor de radioaficionados de 5 Watts podrías poner en peligro el viaje. Haría falta una potencia energética que no podrías cargar contigo para generar el mínimo riesgo. Si esto no fuese una aseveración, sería una admisión de que estamos siendo transportados por naves sumamente riesgosas y libradas al azar de un simple ringtone telefónico. Por todo esto, si comprendemos en forma mínima el principio de funcionamiento de los equipos, quizás la próxima generación de usuarios de vuelos comerciales no sufra la censura de cualquier actividad natural que quiera hacer en medio de un vuelo. Por supuesto, la historia reciente nos cuenta atrocidades realizadas por lo humanos que nos llevan a comprender el comportamiento temeroso de algunos compañeros de viaje al ver que extraes de tus ropas algo que ellos no comprenden cómo funciona. Por eso, debemos educar y nivelar hacia arriba, sepultar los miedos y dar paso a la coherencia y el sentido común.
Piénsalo, analízalo, déjanos tu comentario o cuéntanos tu experiencia. Buen fin de semana.