Si los bebés prematuros enfrentan múltiples dificultades aún con todas las ventajas de la medicina moderna, no es difícil imaginar lo que sucedía con ellos a principios del siglo XX. Sólo el concepto de incubadora neonatal podía darles una oportunidad de pelear, pero la instalación de estas unidades en los hospitales sólo se aceleró a partir de 1920-1922. La única alternativa que muchos padres tenían en aquel entonces era convertir a sus niños en una atracción dentro de las ferias de Coney Island en New York, y dejarlos bajo el cuidado de Martin A. Couney, un extraño doctor de origen europeo…
Los parques de atracciones a fines del siglo XIX y comienzos del XX llegaban a límites extremos para que la gente pague por ver algo que nunca antes había visto. Previamente hablamos sobre las curiosidades humanas de P.T. Barnum, y también exploramos los secretos de Olga, La Mujer Sin Cabeza, pero hoy es el turno de algo muy diferente. No hay trucos ni ilusiones aquí.
De hecho, se trata de un recurso médico muy valioso… que en el amanecer del 1900 debía ser presentado como una especie de «freak show». Me refiero a las incubadoras neonatales del doctor Martin A. Couney, que operaron dentro de la feria Dreamland (Coney Island, New York), y más tarde en el Luna Park hasta la década de 1940.
«Los bebés prematuros de Martin A. Couney»
La primera vez que Couney exhibió a sus incubadoras con bebés dentro fue en la Exposición de Berlín del año 1896. Luego pasó por Londres, y por la Exposición Panamericana de Búfalo en 1901, pero se instaló definitivamente en territorio estadounidense dos años más tarde. La idea era simple: Que la gente pague 25 centavos por cabeza para ingresar a la sala de incubadoras y ver a los bebés.
El dinero recaudado estaba destinado a mantener toda la atracción en funcionamiento, incluyendo la atención 24/7 para los bebés y las nodrizas, y no pedía un centavo a los padres. Dreamland desapareció a causa de un masivo incendio en 1911, pero todos los bebés fueron trasladados al Luna Park.
Por supuesto, no todos estaban de acuerdo con la atracción, y Couney fue una figura controvertida. El factor artístico llevaba a vestir a los bebés con ropa sobredimensionada para transmitir su pequeñez a través del vidrio, pero el doctor siempre se defendió diciendo que hacía propaganda «para el cuidado apropiado» de los bebés prematuros, cuando en otros tiempos «los hubieran dejado morir».
Sin embargo, las críticas más duras apuntan a las credenciales de Couney como doctor, que jamás se pudieron comprobar. Los datos disponibles sugieren que sólo habría sido «entrenado» en el uso de las incubadoras por uno de los estudiantes de Etíenne Stéphane Tarnier, el primer doctor en aplicar con regularidad a las unidades neonatales para atender a prematuros. Aún así, se calcula que la atracción de Couney salvó más de 6.500 bebés sobre un total de 8.000.
(Del Archivo de NeoTeo, artículo publicado originalmente el 20 de Noviembre de 2018)