Mantener en forma a las baterías de nuestros dispositivos móviles ha demandado la intervención de soluciones como packs de litio, cargadores de emergencia, adaptadores, paneles solares y una amplia gama de accesorios. En esa lista también aparecen las celdas de combustible, muy deseadas por su capacidad, aunque limitadas debido a sus recargas propietarias. El proyecto Kraftwerk aporta un poco de equilibrio en ese aspecto, usando gas butano como combustible principal.
Patinetas, una mochila, orina, papel… todo vale a la hora de cargar baterías. Desde una situación de emergencia hasta un escape a las montañas por varios días, generar energía sin tener acceso a la red principal de distribución puede ser todo un desafío si no contamos con las herramientas adecuadas. Algunas ramas secas y una llama es todo lo que necesitan soluciones como el CampStove o el PowerPot (que también requiere un poco de agua), pero ninguna de esas opciones es verdaderamente portátil. Los packs de baterías tienen sus límites, y un día nublado puede dejar fuera de combate al más fiel de los paneles solares. ¿Qué hay de las celdas de combustible entonces? Básicamente, las ofertas del mercado son pocas, costosas, y problemáticas con sus recargas. Más de uno ha dicho que las celdas de combustible no son prácticas, y que no tiene sentido continuar su desarrollo, pero la gente de eZelleron opina diferente.
El nombre de su producto es Kraftwerk (sin relación con la banda) y propone la recarga de dispositivos móviles usando gas butano, el mismo que encontramos en bombonas (garrafas) y pequeños tubos para mecheros (encendedores). De acuerdo a sus desarrolladores, la celda completa puede recargar un iPhone once veces, se restaura con cualquier gas tradicional (eliminando la necesidad de cartuchos propietarios), el proceso demora apenas tres segundos, y la unidad es lo suficientemente segura como para llevarla a bordo de un avión. Es un poco más grande que un teléfono móvil, y tiene un peso de 200 gramos cuando está cargada, por lo que no hay ninguna duda de su portabilidad.
Kraftwerk es un proyecto muy complejo, y como tal estableció una barrera muy alta en Kickstarter (500 mil dólares), pero en cuestión de días logró superarla, y con un mes por delante se acerca rápidamente al millón de dólares. En estos momentos, el precio para acceder a una de las celdas es de 99 dólares, con entrega en febrero de 2016. La teoría detrás de Kraftwerk es muy buena, y al parecer ya tiene algunos prototipos funcionales. Aún así, debemos tomar a esta celda con pinzas. A decir verdad, no es la primera vez que hablamos sobre recargas con butano. Tal vez recuerden la celda de Lilliputian Systems, que en un comienzo prometió el cielo, sólo para terminar en bancarrota dos años después, quemando 150 millones de dólares en un producto que nunca existió. Será cuestión de tiempo para saber si Kraftwerk aprendió algo de eso o no.